La mujer que denuncia la violencia: "¿Cómo va a ser pacífica gente que nos quiere extranjerizar?"
Paula es la barcelonesa que ha plantado cara al nacionalismo con un vídeo que se ha viralizado en las redes sociales: "Falta un plus de valentía, de empresas, artistas, intelectuales o deportistas"
19 octubre, 2019 00:00Paula es la mujer que este viernes se ha convertido en un fenómeno viral en las redes sociales. Esta barcelonesa, de 42 años, casada y madre de dos hijos, explica que está "abrumada" por el éxito repentino que ha tenido con su denuncia pública contra los disturbios de Barcelona. Paula estaba volviendo a casa cuando se ha encontrado con un reportero de Telecinco y, en caliente y fruto del momento de caos y tensión que se vive en la capital catalana, no ha querido permanecer callada: "No podemos permitir esto en un país democrático".
--Con su denuncia en televisión se ha convertido en un fenómeno en las redes. ¿Cómo ha sido?
"Iba por el Eixample y el barrio está… huele a humo, cristales rotos, maceteros volcados. Me he encontrado con una chica que también vive por aquí que andaba como triste, he girado la esquina, me he encontrado el reportero de Telecinco que me ha parado y me ha salido así, qué quieres que te diga.
--Entonces ha sido improvisado. ¿La han encontrado?
Pregúntale al reportero de Telecinco. Yo no lo conozco, pero creo que lo que he dicho es lo que llevan diciendo intelectuales como Félix Ovejero o Julio Valdeón, gente que sigo. He verbalizado eso, pero con rabia e indignación que todavía tengo de todos estos días. Es que ¿tú te crees que podemos estar encerrados en casa? ¿Que haya tenido que ir a por los niños antes? ¿A la espera de ver qué pasa? Esto no es normal.
--Cómo ve la actuación de la policía. ¿Está ayudando a recuperar el orden?
Creo que hay poco policía. Si hay 17.000 mossos y han salido a la calle 40.000 personas, los números no dan. En mi calle al final llegó la Policía Nacional, tarde, pero al final llegaron. Y los manifestantes fueron corriendo contra la policía. La sensación de inquietud y de inseguridad es la misma. Ellos [los independentistas] llevan la delantera. Nosotros no tenemos la certeza de si podemos ir por una calle o por otra, a qué hora mi marido tiene que coger el tren para volver, si podemos celebrar este domingo el cumpleaños de mi hijo… Es que nuestra libertad más básica, de movimiento, está seriamente amenazada.
--La sensación es que ahora el caos se ha impuesto de una manera que excede la protesta independentista, con saqueos y vandalismo.
Barcelona es el parque temático del anarquismo y de los antisistema. En 2010 ya pasó que a mucha gente nos tuvieron que sacar del trabajo por las protestas. No es la primera, pero creo que estos años han intentado dar esta careta de normalidad, de pacífico, aunque luego a sotto voce y en el día a día no lo es. Hay miradas, comentarios de “no hables alto en el restaurante que no sea que los de al lado"… Eso no lo podemos permitir en un país democrático como España. Aquí en Cataluña no hay libertad.
--¿Cree que lo de la revolución de las sonrisas es una frivolidad o directamente una mentira?
Pero qué revolución de las sonrisas… ¿Qué revolución? ¿De qué protesta exactamente una de las regiones más ricas de Europa, cuyo presidente autonómico es de los que más ganan en toda España? Decir que independentismo y pacifismo va junto es un oxímoron. ¿Cómo va a ser pacífica gente que nos quiere extranjerizar? Hay que preguntarles por qué quieren echarnos de aquí.
--En el vídeo que se ha hecho viral se muestra muy crítica con los equidistantes y con la izquierda española. ¿Cree que sin su complicidad el nacionalismo habría llegado tan lejos?
Es que creo que se han puesto de perfil. El PSC no se sumó a la moción de censura a Quim Torra. No digo toda la izquierda, pero hay una parte de la izquierda española que ha abandonado la lucha obrera por la lucha de las identidades. Es que esto está escrito en un montón de libros. Me gustaría saber cómo pueden simpatizar con una revolución que es de los ricos.
--¿La sensación que usted tiene cree que es compartida por sus vecinos?
Están hartos. No conozco a todo el mundo, pero desde luego en mi entorno hay mucho hartazgo. Entiendo que también habrá independentistas que estén hartos de esto, pero sinceramente creo que se lo han buscado. Sigo creyendo que falta un plus de valentía, de muchas empresas, de artistas, intelectuales, deportistas que deben dar un golpe en la mesa. Faltan referentes que hablen. Yo soy una persona anónima, que la denuncia tenga que salir de mí y no de otras personas no lo entiendo. Al final si todos nos callamos van a vencer ellos. El nacionalismo ha traído lo peor en este país.
--Dice que deben salir referentes. Parece que, de momento, quien está plantando cara son personas como usted, desde la sociedad civil.
Al final los que estamos pagando el pato con todo eso somos los ciudadanos. Somos los más desfavorecidos. Porque si yo me significo, si hablo, la perjudicaba voy a ser yo. No tengo una red de ningún tipo salvo los que son muy míos, mi familia. Necesitamos sentirnos más respaldados, durante muchos años nos hemos sentido muy solos. Necesitamos que la sociedad civil esté empoderada.
--He visto que llevaba una pulsera de España.
Me la he puesto estos días, nunca la llevo. Me la he puesto porque es la bandera constitucional y de todos. No debería haber ningún problema por llevarla.
--Con todo esto, ¿Cataluña está más cerca de la independencia o de que los constitucionalistas salgan “del armario”?
Ya hemos salido muchos. La manifestación del 8 de octubre de 2017 hubiera sido impensable hace un tiempo. Muchos ciudadanos anónimos plantan cara, no se callan y dicen lo que piensan. Durante mucho tiempo hemos estado callados, pero poco a poco levantamos la cabeza. Pero necesitamos de verdad una red de instituciones, deportistas, personas del mundo de la cultura, gente influyente, que nos apoyen. Necesitamos sentirnos protegidos.
--Entiendo que su posicionamiento público no le puede repercutir negativamente en el trabajo.
Soy asalariada. No lo sé… No tendría por qué, pero no lo sé. Soy una persona normal y corriente.