El presidente de la Generalitat de Cataluña, Quim Torra (d) y el 'conseller' de Interior, Miquel Buch (i)

El presidente de la Generalitat de Cataluña, Quim Torra (d) y el 'conseller' de Interior, Miquel Buch (i)

Política

Un ‘conseller’ desmiente a Torra: las agresiones “fascistas” van a la baja en Cataluña

Buch, el titular de Interior, defiende en TV3 que las cifras han disminuido en los últimos meses, aunque se habla más de estos sucesos

25 julio, 2018 17:46

Las agresiones “fascistas” van a la baja en Cataluña en los últimos meses. Lo dice el conseller de Interior de la Generalitat, Miquel Buch, apenas dos días después de que el presidente, Quim Torra, afirmara lo contrario con motivo del conductor que arrolló las cruces amarillas plantadas en la plaza Major de Vic. Y lo ha explicado en TV3.

“Cataluña no se puede permitir ataques fascistas”, ha dicho Buch en la televisión catalana, donde ha intervenido después de que los agentes de la Guardia Urbana detuvieran anoche a seis personas (integrantes de grupos ultras y antifascistas) que trataron de asaltar el Casal Popular 3 Voltes Rebel de Nou Barris.

"Menos, pero se habla más de ellas"

Buch ha defendido que “hay menos [agresiones fascistas], pero se habla más de ellas”. No ha dado cifras. Tampoco las dio Torra cuando se refirió al “crecimiento” de estos ataques tras el suceso de Vic y la agresión que denunció el fotoperiodista Jordi Borràs por parte de un policía, pero el president aprovechó para pedir a la delegada del Gobierno en Cataluña, Teresa Cunillera, una reunión urgente de la Junta de Seguridad para tratar, en otros temas, el incremento de las llamadas agresiones ultras.

En esta línea, Buch ha negado que estas agresiones cuenten con impunidad alguna, ya que la “seguridad ciudadana” depende de los Mossos d’Esquadra. Así, ha explicado que el presunto autor de la agresión a Borràs fue identificado en 12 horas y, un día después, ya estaba “en manos del juez”. Lo mismo ocurrió con el presunto agresor de un miembro de los CDR ante la cárcel de Lledoners antes de la llegada de los políticos presos.

El vocabulario

Las palabras de Buch llegan en un momento de alta tensión en Cataluña. Un sector del independentismo trata de apropiarse del espacio público con lazos, pancartas y cruces, mientras que grupos constitucionalistas, y alguno ultra, tratan de limpiar las calles de simbología separatista.

Ello ha llevado a la CUP a utilizar la palabra “fascista” sin medida. Ya sea para referirse a quienes quitan cruces amarillas de las playas o para increpar a los miembros de Societat Civil Catalana. Pero hay más. Buch ha desmentido a Torra en TV3, la cadena que en mayo trató de vincular el unionismo con la extrema derecha en el documental Arriba España.

Torra, que recibió ayer al periodista Borràs en el Palau de la Generalitat, y ase había solidarizado con él vía Twitter. Igualmente, el diputado de ERC Joan Tardà llevó al pleno del Congreso de los Diputados el incidente. El propio Carles Puigdemont ha hecho una mención a esa ola de ataques ultras que sufre Cataluña en su rueda de prensa de hoy en Alemania.

La CUP pide cuentas a Duch

En nombre de su partido, la exdiputada de la CUP en el Parlament Mireia Boya ha pedido explicaciones a Miquel Buch después de que éste afirmara que las agresiones fascistas disminuyen, lo que representa negar un problema, según ha asegurado en rueda de prensa junto a la concejal de la CUP Capgirem Barcelona Maria Rovira.

“No reconocer un problema y esconderlo es contribuir a la impunidad de los agresores. ¿Por qué está blanqueando el fascismo y agresiones de extrema derecha?”, ha preguntado Boya, quien considera una irresponsabilidad por parte del conseller lo que ella considera ponerse de perfil.

Unidad policial especial

La CUP ha registrado una petición en el Parlament para que Duch explique las actuaciones de los Mossos d’Esquadra en este ámbito y también pretende la creación de una unidad policial específica para perseguir a la ultradrecha

Boya ha destacado que las agresiones fascistas y de extrema derecha se producen por varios motivos –ha citado las protestas contra la mezquita de la calle Japó–, por lo que no se pueden vincular al 1-O ni a la polarización política, según ella: “No compramos el relato que nos quieren imponer algunos. Esto va de clases, de derechos y libertades”.

Represión y miedo

La exdiputada cupera considera que la violencia de extrema derecha es un tentáculo más de la “macrooperación del Estado para gobernar en Cataluña a través de la represión y el miedo” y que es una herramienta más de su represión.

Hay miembros de los CDR perseguidos mientras la extrema derecha campa libremente por nuestras calles”.