El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès (ERC), ha calificado este miércoles de “elemento menor” el audio sexista del recién nombrado presidente del Puerto de Barcelona, Lluís Salvadó, en el que sugería en una conversación privada poner al frente de Educación a la mujer “con las tetas más gordas”.

En respuesta al líder del PPC, Alejandro Fernández, que le ha preguntado si este nombramiento se ajusta a la “ejemplaridad y feminismo” a los que se comprometió Aragonès en el momento de su investidura, el president ha defendido la “valía” de Salvadó para presidir el Puerto y llevar a cabo el “encargo” que le han encomendado desde el Govern.

Doble vara de medir

De este modo, el republicano ha acusado al dirigente popular de “utilizar” un “elemento menor” como esa conversación para desacreditar a un rival político –aunque ha matizado que el Govern no comparte las palabras machistas—, y le ha emplazado a poner “en valor” las “prácticas feministas” impulsadas por el Ejecutivo autonómico.

En su turno de intervención, Fernández ha expresado que “si se puede hablar de las conversaciones de los demás” –en referencia a los audios que afectan a otros partidos, incluido el PP—, también “se podrán analizar” las que afectan a las formaciones independentistas. “No me quiero ni imaginar la que hubieran liado ustedes aquí si eso le ocurre a alguien de mi partido”, ha añadido.

“Ni Torrente carajillo en mano”

Fernández ha definido el audio de Salvadó de “grotesco” y “chusquero” antes de recordar que “culmina con el famoso criterio de selección del personal femenino en función del tamaño de sus pechos”. “Es evidente que ese elevado listón de exigencia feminista es solo para los demás”, ha reprochado al Govern.

Para terminar, y antes de lanzarle la pregunta a Aragonès, ha defendido que el “problema” está en la “terrible hipocresía” del “feminismo de pacotilla” de ERC: “En público hablan de combatir el lenguaje sexista, usan el plural femenino hasta el agotamiento, pero en privado, cuando nadie les oye, con los amigachos, se refieren a las mujeres con un tono que ni Torrente, carajillo en mano, se atrevería a tanto”.