Alberto Fernández, presidente del PP en Barcelona, en la redacción de 'Crónica Global' / CG

Alberto Fernández, presidente del PP en Barcelona, en la redacción de 'Crónica Global' / CG

Política

Alberto Fernández: “Trias gestionaba y no hacía política; Colau hace política y no gestiona”

El líder del PP en el Ayuntamiento de Barcelona insiste en desmarcar su grupo de Ciudadanos en los desayunos de ‘Crónica Global’

12 mayo, 2017 00:00

Lo peor de Ada Colau está por llegar. Es la alerta que ha lanzado el presidente del Partido Popular (PP) en Barcelona, Alberto Fernández, este jueves en los desayunos de Crónica Global. “Si consolida su alcaldía en 2019, podrá pasar de la gesticulación a la revolución”.

Se refiere a la gesticulación a que, desde su punto de vista, se dedica la actual alcaldesa de Barcelona: “Xavier Trias gestionaba y no hacía política. Ada Colau hace política y no gestiona”, sostiene. Seguramente, por falta de expertise. Según el análisis de los populares, para reafirmarse al frente del consistorio barcelonés, los comunes no cuentan con su propia gestión, sino con dos aliados externos: la fragmentación de la oposición y el proceso independentista, que impide posibles acuerdos entre los grupos.

Moción descartada

Precisamente esta división de los grupos municipales es el principal motivo por el que no es viable una moción de censura contra la alcaldesa. “Está descartada, nadie tiene el coraje”, dice Fernández. Cada partido va a lo suyo. Por eso propone “dejar de especular y pinchar la burbuja Colau”, lo que pasaría por explicar a los barceloneses las razones reales por las que la alcaldesa ganó las elecciones.

Según el líder del PP, no venció por sus méritos, sino por la coyuntura política de mayo de 2015, que hizo que Colau apareciera como la personificación del descontento ciudadano, mientras que el resto de los partidos estaban en decadencia.

Alberto Fernández, presidente del PP en el Ayuntamiento de Barcelona, en los desayunos de 'Crónica Global' / CG

Alberto Fernández, presidente del PP en el Ayuntamiento de Barcelona, en los desayunos de 'Crónica Global' / CG

Alberto Fernández, presidente del PP en el Ayuntamiento de Barcelona, en los desayunos de 'Crónica Global' / CG

El líder del PP barcelonés critica la actitud del equipo de gobierno municipal frente a la paralización de las obras de la plaza de las Glòries. Todos los grupos se reunieron con la alcaldesa el mismo día en que se tomó la decisión de rescindir el contrato con la UTE constructora. “Yo mismo le pregunté si había habido alguna irregularidad”, explica. La respuesta fue negativa. “En todo caso, si hay un tema relacionado con el caso 3%, ¿por qué no se persona el ayuntamiento en la causa?”

Amante de las frases hechas, sostiene que lo de Glòries es un tema en el que “se han juntado el hambre con las ganas de comer”. El proyecto de la remunicipalización del agua, “donde dije digo, digo Diego”: el concejal Eloi Badia se querelló contra el Área Metropolitana de Barcelona (AMB) y hoy gobierna con ellos.

C’s no es el PP

Alberto Fernández insiste en remarcar que el partido que capitanea Carina Mejías en el Ayuntamiento de Barcelona no es una marca blanca del PP --“sí es blanco porque están limpios de corrupción, que ya nos gustaría a nosotros poder decir lo mismo”--. Defiende que su partido tiene un modelo ideológico sólido con el que Ciudadanos no puede competir. “Ellos tienen que navegar, desmarcarse del PP”.

Asegura que están empezando a recuperar los votos perdidos, aunque se pregunta por el votante de CiU que estaba ahí y ya no está. Tiene claro que en las próximas elecciones “hay que hacer carpa en la calle y defender los principios del partido”.

Un partido en el que, en Cataluña, “manda Rajoy, aunque influyen muchos” y, en Barcelona, está compuesto por tres concejales que han tenido que “picar piedra” entre cuatro y ocho años antes, como consejeros de distrito, sin saber que posteriormente ocuparían un escaño del consistorio. Marca de la casa.

Fernández se muestra hermético cuando se le pregunta sobre su futuro en la política. “Algún día me retiraré”, responde. Su tono enérgico indica que ese día no está a la vista. La hiperactividad habitual con la que ejerce como político desde 1987 no le permite, por el momento, plantearse qué papel jugará en las próximas elecciones municipales. “Ahora, hay que trabajar”. Y hasta que el cuerpo aguante.