Juan Carlos Girauta es un veterano de la política. Militante del PSC durante su juventud, pasó por las filas del PP antes de implicarse en Ciutadans, partido del que fue un miembro destacado tanto en Cataluña como en su posterior aventura nacional, que él mismo diseñó, siendo un negociador importante en la época en que los de Albert Rivera fueron decisivos para formar gobierno en España.
También conoció entonces la política europea, entrando como eurodiputado en el estreno del partido naranja en 2014. Diez años después, tras un periplo alejado de los focos, volvió a la Eurocámara de la mano de Vox, donde asegura encajar perfectamente como liberal. En el último pleno de 2025, entre votación y votación, recibe a Crónica Global desde su despacho en Estrasburgo.
- ¿Cómo ha cambiado la política europea desde que usted estuvo aquí la última vez?
- Ha cambiado mucho porque ha cambiado mucho el mundo, especialmente occidente. En 2014 el gran tema era cómo se debían distribuir los refugiados. Fue la época en que Angela Merkel introdujo a más de un millón de refugiados sirios en su país. En aquella época lo que hoy se conoce como wokismo empezaba, pero sobre todo era una cosa de las universidades. Los “espacios seguros”, la elección de pronombre o la agenda verde era cosa de los verdes, y hoy se ha institucionalizado. La alianza entre socialistas, populares, verdes y pseudoliberales gira ahora en torno a estas causas. Aunque poco a poco vamos consiguiendo que retrocedan, especialmente desde el triunfo de Trump. Ahora hay una ola distinta que replantea estas cuestiones. La izquierda siempre presupone, como una renovación del marxismo, que hay opresores y oprimidos en todas las cuestiones. La izquierda tradicional desapareció, este es el gran cambio. Con ellos cabía la discusión racional, pero con el wokismo desaparece la posibilidad de entenderse en la medida en que ellos se basan en emociones.
- Ciudadanos era un proyecto convencidamente europeísta mientras Vox acostumbra a poner en duda la utilidad de la Unión Europea. ¿Cómo se define usted en este sentido?
- Yo soy absolutamente europeísta. Quienes no son europeístas son los que controlan las instituciones en la actualidad. Pasa un poco como en el pujolismo, que si lo criticabas decían que estabas criticando a Cataluña. Algunos lo sufrimos mucho en aquella época. Yo defiendo a ultranza los valores europeos y las alianzas entre soberanías europeas, y pienso que los que están acabando con Europa son personajes como Úrsula von der Leyen (presidenta de la Comisión, PP) o Josep Borrell (exministro de Exteriores, PSOE). En contra de toda la tradición de las democracias liberales, se van arrogando poder que no les corresponde. Está siendo fatal la confusión de Europa con esta Unión Europea.
- ¿La respuesta al complejo contexto internacional que dejan las guerras en Ucrania y Gaza debe ser el rearme? ¿Vamos a ver a los jóvenes europeos, por ejemplo, haciendo servicio militar obligatorio otra vez?
- Hay países que ya gastaban más del 5% de su PIB en Defensa, como Grecia, mientras la norma de la OTAN era el 2%, y otros que gastaban menos. Ahora EEUU dice que se tiene que subir al 5% y España lo va a tener que cumplir. Si quieres la paz prepárate para la guerra. Si inviertes en defensa no sólo te haces respetar más en el plano internacional, sino que en la medida que esta inversión ha demostrado ser el acicate de muchísimas innovaciones tecnológicas que luego son de aplicación en todos los campos. El GPS, el Internet, la pantalla táctil. Invertir en defensa es un excelente negocio y la colaboración entre el campo de la defensa y el universitario, por ejemplo, ha funcionado muy bien en países como Israel.
- ¿Cómo se perciben en Europa los distintos escándalos sexuales y de corrupción que están salpicando al Gobierno de España?
- Aquí hay representantes de 27 países, muchos de los cuales no tienen ni idea de lo que pasa en España. O si se enteran, les preocupa poco, porque ya tienen suficiente con lo que ocurre en sus casas. Este mes se ha votado que se investigaran desde aquí los casos de acoso sexual en el PSOE y esto sí que deja a los demás eurodiputados alucinando. Nosotros planteamos que se lleven a cabo comisiones para investigar la corrupción pero el PP no ha querido. Y la razón es que, a pesar de lo que se percibe en España, el PP y el PSOE son lo mismo. Son socios en Europa y la pasada legislatura votaron juntos el 90% de las veces.
- ¿No es positivo que haya grandes consensos entre los dos principales partidos?
- ¡Si fuera para cosas buenas sería maravilloso! Si el consenso es para destruir el sector primario con exigencias que son imposibles de cumplir cuando a la vez dejas entrar productos de terceros países que no aplican los controles que tu has pedido, entonces el consenso es malo. Si el consenso sirve para frenar la industria porque “el mundo se va a acabar por culpa del calentamiento global”, entonces es malo. Y normalmente es malo.
- ¿Vox está dispuesto a negociar con el PP y con Junts para una moción de censura?
- Con Junts, no.
- Es la única fórmula posible.
- No estamos dispuestos a negociar nada. Otra cosa es que Junts y Vox voten en el mismo sentido. Pero no reconocemos a Junts como interlocutor en nada.
- ¿La amnistía es ya inevitable?
- No. Es inevitable en una España bipartidista como la que ha sido hasta ahora. En una España donde nunca más va a gobernar el PP sin el apoyo de Vox, la amnistía no es inevitable. Esta ley se puede derogar. Está basada en un fraude a la ley. El Tribunal de Justicia de la Unión Europea ya dio la razón a un país, no recuerdo cual, que derogó una amnistía. Pero haremos todo lo posible. Empezando por sacar del Tribunal Constitucional al mercenario que lo preside.
- ¿Si Vox gobierna con el PP se compromete a forzar la derogación de esta ley?
- Haremos todo lo posible para derogar la amnistía dentro de la ley o, en su defecto, atenuar sus efectos. Es inconcebible que se amnistíe a reos de un delito que dicen que van a volver a cometer.
- No sé si el PP estará muy por la labor.
- Si ellos tienen mayoría absoluta, seguro que no. Siempre que han gobernado han mantenido las leyes ideológicas del PSOE que cuando estaban en la oposición rechazaban. Lo llevan al Tribunal Constitucional, le dan la razón al Gobierno socialista de turno, y luego lo celebran. Pasó con el aborto, por ejemplo.
- ¿Le gustaría poder hablar en catalán en el hemiciclo del Parlamento Europeo?
- No. Significaría el inicio del descuartizamiento de Europa. La Unión Europea está formada por naciones-estado con distintos regímenes lingüísticos internos. Y el más grotesco es el español, pues no se puede enseñar en el idioma común en algunos territorios. Cataluña hace muchos años que está gobernada por gente que quiere que se le trate como un Estado para acabar siendo un Estado. Y esto choca frontalmente con quienes defendemos un país indivisible. El PSC ha acabado imponiendo su visión de España dentro del PSOE, este es el problema. Lo que quieren es que el catalán se trate como la lengua de un Estado miembro, y como la última vez que lo intentaron por la fuerza acabaron en la cárcel, ahora buscan otros métodos. Aunque mi tesis última es que no quieren la independencia. Quieren el independentismo, que es lo que les da dinero, victimismo y poder para chantajear permanentemente. Hay catalanes profesionales, que van así por el mundo; y luego los catalanes que vamos con vergüenza. ¿Cómo podemos ir de víctimas? Hemos sido mejor tratados que nadie durante la restauración, durante el franquismo…
- ¿Cataluña fue la región mejor tratada por el franquismo, dice?
- Absolutamente. La primera autopista se construyó en Cataluña. La primera gran factoría de automóviles, también. La mayor parte de la industria se instauró en Cataluña y el proteccionismo franquista hizo riquísimos a los empresarios, a la burguesía, a base de privarlos de competencia. Los padres y los abuelos de los independentistas de mi generación eran todos franquistas. Y es comprensible porque los anarquistas les habían quemado las fábricas. Lo que querían era que alguien pusiera orden, recuperar sus propiedades y cerrar el mercado a los productos extranjeros. Todo esto se lo dio Franco.
- ¿Por qué se han ido tantos líderes importantes de Vox en los últimos años? El último, Ortega Smith, expulsado de la Ejecutiva
- No lo sé. Dicen que han echado a los liberales, pero yo soy liberal.
- ¿Hace mucho que no pisa Cataluña?
- Voy de vacaciones al Empordà. Adónde no quiero ir es a Barcelona, que es mi ciudad de siempre, la que me ha formado, sobre la que he escrito. La experiencia de ver convertirse a mi ciudad en una ciudad llena de zombis, donde la mitad de la gente se volvió estúpida de repente, donde perdí amigos porque se volvieron idiotas y solo tenían un tema de conversación… fue monstruosa. Quise marcharme de allí.
- Con el procés prácticamente muerto y un Govern no independentista, ¿Cataluña está ya preparada para que pueda usted volver a vivir?
- No. No es una cuestión política. Es algo subjetivo, íntimo. Yo recuerdo en aquella época que intentabas hablar de cualquier tema, que no tenía nada que ver con la independencia, y lo llevaban ahí. Por ejemplo, tu decías, “no sé si será posible que algún día haya una colonia en marte”, y te decían: “Si Cataluña fuera un Estado y España no nos expoliara, aquí ya se habría desarrollado una tecnología para hacerlo”. El nacionalismo una enfermedad. Y llegó a un estado muy crítico. Tuve que romper amistades de toda la vida.
- ¿Por qué fracasó Ciutadans y por qué fracasó Ciudadanos?
- Ciutadans fracasó porque fracasó Ciudadanos. Cuando Ciudadanos creció, Ciutadans ganó las elecciones en Cataluña; y cuando Ciudadanos cayó, arrastró a Ciutadans. Se me hace muy difícil distinguir ambos proyectos. Ciudadanos fracasó porque toda la prensa decidió de repente que éramos un partido bisagra y teníamos la obligación de pactar con Pedro Sánchez. Nosotros queríamos gobernar, y nos quedamos a 180.000 votos del PP. Pero era un partido vulnerable.
- ¿Qué valoración hace del auge de Aliança Catalana? ¿Le gustan algunas cosas que dice Sílvia Orriols?
- Me parece que tiene un discurso monotemático. Y este tema está basado en un fenómeno como la inmigración descontrolada que en el caso catalán está muy ligado a la inmigración musulmana, que tiende a formar guetos y muchos de ellos quieren imponer sus costumbres… Ella parte de una base que nosotros hemos denunciado. Discrepo en la manera en que lo expone y luego, por supuesto, es independentista.
