Es el último órdago de Junts per Catalunya a Pedro Sánchez. Y, según la formación independentista, puede ser el definitivo. Su presidente, el prófugo Carles Puigdemont, deshoja la margarita de la investidura y debate este lunes si retira de manera definitiva el apoyo parlamentario al presidente del Gobierno, una decisión que deberá avalar su militancia. En el aire, una posible moción de censura, tal y como avanzó este medio.
Lejos queda el recuerdo del "acuerdo histórico" firmado en Bruselas hace dos otoños, con la mediación del ex secretario de organización Santos Cerdán y el expresidente Rodríguez Zapatero. También las concesiones de Sánchez, que le han costado tensiones internas y que sumen a su Ejecutivo en un delicado equilibrio en el Congreso, que se tambalea por la última teatralización de los neoconvergentes.
Junts considera que sus demandas no se han cumplido, como la oficialidad del catalán en la Unión Europea, la amnistía al expresident o la delegación de las competencias de inmigración.
Fue Míriam Nogueras quien dio la voz de alerta esta semana cuando dijo a Sánchez que quizás había llegado "la hora del cambio". Apenas han pasado unos días y Puigdemont ya ha convocado a la dirección ejecutiva a una reunión para tomar una decisión al respecto en Perpiñán (Francia), fuera de territorio nacional ocho años después del referéndum.
Si la ruptura prospera, será la militancia de Junts quien tenga la última palabra. Puigdemont se cubrirá las espaldas con una consulta entre las bases del partido para refrendar la decisión que tome la cúpula, tal y como hizo con el acuerdo para hacer presidente del Gobierno a Pedro Sánchez en noviembre de 2023 y para decidir si salía o no del Govern de la Generalitat que presidía Pere Aragonès.
Sangría hacia Aliança
La lista de agravios de Puigdemont esconde un miedo mucho mayor: la descomposición del partido y la pérdida de relevancia política ante el auge de Sílvia Orriols. La ripollesa marca la agenda a pesar de tener solo dos escaños en el Parlament, mientras la figura del expresident desencanta a los adeptos que un día le profesaron devoción.
Hay pánico en alcaldes, concejales y otros cargos territoriales por la fuga de votos y puestos de poder hacia Aliança Catalana. A 19 meses de las elecciones municipales, el tsunami ultraderechista conquista la Cataluña interior y empieza a extenderse como una mancha de aceite por el área metropolitana de Barcelona. Lo avisó este sábado el secretario general Jordi Turull en una conferencia ante los cargos municipales del partido: "Vienen tiempos difíciles".
Carles Puigdemont, Jordi Turull y Míriam Nogueras en una reunión
Voces discordantes
Porque la erosión de Junts en la agenda política en Cataluña y la caída de su estrategia en Madrid no solo erosionan su número de votantes, sino la propia estructura interna del partido. Este año, algunas voces internas han comenzado a apuntar contra la estrategia "excesivamente personalista" de Puigdemont y su desconexión con el día a día catalán. Parapetado en Bélgica, el de Amer imagina una Cataluña que ya no existe. Las preocupaciones han cambiado, y también las devociones y los odios.
De momento, la única pérdida de calado en la estructura ha sido la de Jaume Giró, exconsejero de Economía y figura clave en el poder económico catalán por su pasado al frente de La Caixa.
Nuevas exigencias
Mientras la inquietud aumenta en Waterloo, Junts sigue exigiendo y se orrioliza un poco más. Este domingo, ha trascendido que el grupo parlamentario que dirige Míriam Nogueras pedirá en el Congreso que el sistema universitario catalán sea "propio". Es decir, para gestionar las pruebas de acceso a la universidad, las becas y exigir un conocimiento de catalán al personal sociosanitario.
Ello implicaría una reserva de plazas para los alumnos catalanes y un límite en el número de alumnos de otras comunidades. Es una nueva vuelta de tuerca en el giro de Junts hacia la estrategia nouvelle droite que ha conquistado Ripoll.
Tranquilidad en Ferraz
El PSOE ha exhibido tranquilidad pública desde que se filtraron las intenciones de los neoconvergentes esta semana. La vicepresidenta María Jesús Montero responde con serenidad que "los compromisos se cumplen en la medida de lo posible".
Tras el órdago juntaire, el Gobierno actuó rápido, y explicó que negociaba con Alemania la oficialidad del catalán en la UE, un extremo que el canciller Merz no tardó en enfriar.
El presidente de Junts, Carles Puigdemont, en una imagen de archivo
Cantos de Sirena en Génova
El PP, mientras, tienta con cantos de sirena a Puigdemont, una postal que hace apenas un lustro hubiera parecido imposible. El vicesecretario de Hacienda, Vivienda e Infraestructuras del PP, Juan Bravo, ha animado este fin de semana a Junts a dejar de apoyar a un PSOE que ve "rodeado de corrupción".
Los populares consideran que cuanto antes lleguen las elecciones, más posibilidades tiene Alberto Núñez Feijóo de ser presidente, según explican fuentes internas del partido a este medio, ante el avance de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, que hará muy larga la espera al líder popular hasta las elecciones de 2027.
El futuro, en Perpiñán
Por todo ello, en Waterloo crece la zozobra y la prisa por tomar decisiones drásticas. En un giro de guion, Pedro Sánchez puede perder la mayoría parlamentaria en un movimiento de los neoconvergentes que, nerviosos, no dan con la tecla para atajar el auge de la extrema derecha que encarna la alcaldesa de un pueblo de Girona de apenas 10.000 habitantes.
Este lunes, sobre las 17:00 horas, un portavoz de Junts explicará ante los medios cuál es el futuro político de Sánchez, Puigdemont y Feijóo. El devenir de la legislatura probablemente se dictará en Perpiñán.
