Vox inaugura oficialmente el curso político este sábado en Bellvitge, icono de la inmigración andaluza y extremeña que se asentó en los sesenta en la periferia de Barcelona y, por extensión, histórico feudo socialista. La estrategia en la que ya trabajan los ultraderechistas de cara a las elecciones municipales de 2027, explican desde el partido, pasa por el llamado cinturón rojo, .
Con el exponencial auge de una Aliança Catalana que limitará el crecimiento de los de Ignacio Garriga en la Cataluña interior, el nicho de mercado por el que apuesta Vox, un partido asociado a las rentas altas y las familias pudientes en otras latitudes, es precisamente este: clases populares del extrarradio que, aseguran, "no ven que su vida mejore con los gobiernos de izquierdas".
Con representación en las principales ciudades metropolitanas, a excepción de una Badalona que dio mayoría absoluta al PP en los últimos comicios, confían en un discurso antiinmigración cada vez más asumido por el ciudadano medio para seguir penetrando especialmente en los barrios que, según asegura la extrema derecha a menudo, "han perdido su identidad": los más pobres.
La inseguridad, el problema de la vivienda –antaño preocupación exclusiva de la izquierda– y la siempre golosa promesa de bajar impuestos son los mensajes centrales de un partido que ha renunciado, por ejemplo, a confrontar ideológicamente la causa propalestina. Una "vertiente social", en palabras de un importante dirigente del partido, "muy importante" para Vox en Cataluña.
Barcelona, una plaza complicada
Paralelamente, en Barcelona, la intención de la cúpula de la formación es fiar la candidatura a Joan Garriga, presidente provincial y mano derecha de su primo Ignacio en el Parlament, donde ejerce de portavoz. Así lo apuntan varias fuentes internas, aunque la decisión deberá pasar por los órganos correspondientes. Se oficializará, en cualquier caso, a meses vista de las elecciones.
Veterano de la política, el exmilitante de PP y Plataforma per Catalunya se sitúa como el perfil ideal para un partido que también pretende consolidarse entre las élites constitucionalistas de la ciudad, donde su presencia sigue siendo tímida; y de paso mantener la representación en el consistorio, algo que consideran que no está garantizado con Gonzalo de Oro, de perfil discreto.
Los mensajes en la capital, una plaza complicada en la que también tiene intención de irrumpir Sílvia Orriols, buscan consolidar tanto al perfil de votante liberal como al españolismo más combativo, por ejemplo, en el terreno de la "libertad lingüística". Si bien Garriga representa un liderazgo más moderado en ese sentido, toda su catalanidad es de carácter folklórico y regional.
La clave es que se trata de una figura conocida. Portavoz en el Parlament y, como el resto de miembros del partido, asiduo en concentraciones, visitas a municipios y con cierto tirón en redes sociales. Podría compaginar, dado el caso, su papel de diputado con el de concejal. Mientras De Oro, en el terreno de las suposiciones, podría recalar en Madrid o en el parque de la Ciutadella.
La vía Tarradas en Girona
El auge de la ultraderecha independentista en las comarcas de Girona, donde hasta ahora a Vox no le ha ido del todo mal para ser Girona, ha invitado a reflexionar a la dirección provincial, que lidera desde su nacimiento Alberto Tarradas, también diputado y una de las jóvenes promesas de los de Santiago Abascal en la región, apadrinado en su día por el polémico Javier Ortega-Smith.
Ya lleva meses utilizando el catalán desde la tribuna, y proyecta una cuidada imagen de modernidad destinada especialmente a seducir a los jóvenes que, nacionalistas o no, buscan su encaje ideológico en la nueva Cataluña del postprocés. Todo esto de la mano de un discurso contra la islamización que triunfa también tanto en la Costa Brava como en algunas ciudades del interior.
A expensas de lo que suceda en Madrid
Con todo, siguen quedando más de un año para las municipales y más de dos para unas autonómicas que los sondeos aseguran que les irán bien, mejorando los once escaños actuales. No hay cambios previstos, por lo demás, en el corto plazo. Oposición al Govern de Salvador Illa, y "mucha calle". El foco de Vox, en este sentido, está en Madrid. Con encuestas también favorables.
En el caso que los ultraderechistas alcancen la Moncloa de la mano de Alberto Núñez Feijóo, el nombre de Ignacio Garriga, número dos del partido a nivel nacional, sería de los primeros en sonar para ocupar una cartera ministerial. Su entorno niega la mayor, pero nombres como el de Sergio Macián o Júlia Calvet ya calientan en la banda. "Estarían preparados, dado el caso", advierten.
