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Es el fin del procés. La Diada del 11 de septiembre de 2025 ha confirmado el fin del viraje independentista que sufrió una parte de la sociedad catalana a partir de 2012 bajo el gobierno convergent de Artur Mas.

Este año, apenas 41.000 personas han salido a la calle a reclamar la secesión de la comunidad, el mínimo histórico desde 2011. Es casi la mitad de asistentes que en 2024, cuando 74.000 manifestantes poblaron las calles de Girona, Barcelona, Tortosa, Tarragona y Lleida.

Desde antes de 2012 no se vivía una Diada con una menor presencia independentista en las calles, antes de que Artur Mas azuzara el procés con el sueño de una Cataluña desunida de España.

En menos de un año, los asistentes a la marcha pasaron de 10.000 a 1,5 millones, que en los cursos siguientes llegarían a rozar los 2 millones, según las cifras que ofrecieron las policías locales entonces.

Fin

Este curso, sin embargo, las otrora multitudinarias protestas han quedado reducidas a un aquelarre comandado por Lluís Llach, presidente de la ANC.

Todo ello se debe, en buena medida, a la normalización institucional y a la estabilidad del gobierno del socialista Salvador Illa.

Lluvia y puente

No deben obviarse tampoco las circunstancias adversas que contextualizan esta debacle. Por un lado, una lluvia torrencial ha caído sobre Barcelona a lo largo de este jueves, lo que ha disuadido a muchos indepes de salir a la calle. Por otro, muchos catalanes han optado por escaparse de puente, aprovechando que la Diada caía en jueves.

Sin embargo, otrora estas circunstancias no atenuaban al independentismo. Hoy, ya sí.

Adiós a las 'manis'

En su segunda Diada al frente de la comunidad catalana, el PSC ha logrado apaciguar los ánimos secesionistas que antaño insuflaban a dos millones de catalanes.

Casi nada de ello queda ya, y el independentismo se ha replegado. Al menos en la calle.

Desunión

Además, los asistentes a la jornada han sido pocs i mal avinguts, como reza el refranero catalán. 

El fantasma de Aliança Catalana ha sobrevolado durante toda la jornada la marcha indepe. Las tensiones entre el partido de Sílvia Orriols y la CUP y ERC ha provocado desunión y malestar a lo largo de todo el jueves.

Manifestantes independentistas en la Diada EFE

Diferentes luchas

A la desmovilización y la guerra civil del independentismo se suma otro factor que descafeína la jornada: el conflicto de Palestina e Israel. La jornada se ha aprovechado para reivindicar otras luchas, además de la soberanía.

Las 40.000 personas reunidas en las calles han exigido, entre otras cosas, el fin de la guerra en Gaza, una mejora en los servicios de la red ferroviaria de Rodalies y un blindaje de la inmersión lingüística en catalán, tras la reciente sentencia del TSJC

Sonoras ausencias

Por último, ni siquiera han acudido a Barcelona en este 11-S todos los grandes líderes independentistas. Oriol Junqueras se ha ausentado de la marcha oficial por tercer año consecutivo, ya que el dirigente mantiene una fría relación con la ANC.

Hay más: Pilar Rahola, gran dama del independentismo la pasada década, también se ha ausentado de la protesta. Ha argumentado que "no le encuentra el sentido a una Diada en la que el independentismo está desunido y sin objetivos claros". Por ello, ha optado, como tantos otros catalanes, por quedarse en el sofá de su casa.