Laure Vega, diputada de la CUP
Laure Vega, en el punto de mira de los 'orriolistas' de la CUP
La dimisión de Laia Estrada ha abierto la puerta a múltiples especulaciones, entre ellas que la nueva líder en el Parlament estaría conspirando para articular una coalición izquierdista en Cataluña
Contenido relacionado: La dimisión de Laia Estrada abre la puerta a una nueva CUP "más pactista"
La dimisión de Laia Estrada al frente de la CUP en el Parlament ha resucitado el eterno debate en el seno de la izquierda radical catalana.
La diputada renunció a su acta por discrepancias con la política de pactos marcada en el Procés de Garbí y llevada al extremo por su compañera Laure Vega, quien levantó el veto al PSC para regular los pisos turísticos; y son ahora los militantes quienes temen que la nueva líder maniobre para integrar a los anticapitalistas en una coalición con ERC, Podemos y Comuns.
Estrada pertenece –sigue siendo militante– a una corriente netamente rupturista que prioriza el eje nacional al social. Es la extrema izquierda posconvergente, la que se radicaliza más contra el Rey que contra los deshaucios y carece de cualquier empatía a la hora de imponer el catalán. La que hizo presidente a Carles Puigdemont para desafiar al Estado con un referéndum en 2017 y la que luego dio su apoyo a Quim Torra y Pere Aragonès simplemente para que hubiese un Govern secesionista.
Vega es al revés. Es independentista, pero sus luchas principales son otras. Bien conectada entre los movimientos sociales del área metropolitana, también próximos a los Comuns, está llamada a ser el rostro de la CUP en los próximos años, y su plan es acercarse a las demás izquierdas en casos puntuales, en materias como vivienda o políticas sociales. Una nueva forma de hacer que, también, pretende venderse como "útil" de cara a un electorado cada vez menos movilizado.
La utopía de la gran coalición
Si bien se han producido contactos entre Gabriel Rufián, EH Bildu, BNG y Podemos para explorar una coalición electoral en España –y en cualquier caso sigue estando muy lejos de materializarse–, en Cataluña es una utopía. Hay veteranos como Joan Tardà o Xavier Domènech que apuntan que una suma entre ERC, Comuns y CUP sería deseable, pero ninguno de los partidos están por la labor. Y menos los anticapitalistas, cuya militancia desaprobaría cualquier tipo de confederación.
Los 'orriolistas' de la CUP Girona
En cualquier caso, el sector orriolista de la CUP, con gran implantación en Girona, da por hecho que con Vega al frente de la formación en el Parlament, esto está al caer. Son perfiles más jóvenes de lo habitual entre las bases de los anticapitalistas, explotan las redes sociales como lo hace Aliança Catalana y no dudan en comprar algunas de sus premisas en ámbitos como el turismo. Son los que tildan a Vega de rufianista, y el principal escollo de la diputada en el seno de un partido en guerra.
La campaña, en marcha
Tras la dimisión de Estrada, más del agrado de este último sector que la propia Laure, la campaña contra la diputada no tardó en ponerse en marcha. La división es total incluso entre los diputados del Parlament que seguirán en septiembre, a los que debería incorporarse Xavier Pellicer como cuarto en las listas por Barcelona. La presión a la nueva cara visible de los anticapitalistas, ampliamente reconocida como buena parlamentaria, también. Un acecho con tintes mafiosos, "por españolista", cuyo desenlace todavía está por ver.