La financiación singular pactada ayer entre el Gobierno y la Generalitat no ha pasado de puntillas por el pleno monográfico celebrado este martes en el Parlament, destinado, a instancias de Junts, a debatir sobre la gestión de las infraestructuras por parte del Govern de Salvador Illa –que los posconvergentes, como casi todo lo que hace el ejecutivo, considera "un desastre".
Aseguran que sin soberanía fiscal "de verdad" no se paliará el "déficit histórico de inversión estatal" que, afirman, es "igual con el PP que con el PSOE", especialmente en materia de transportes. Advierten, asimismo, de que mientras se mantenga la participación del Estado en Rodalies o el aeropuerto de El Prat, Cataluña seguirá "colapsada", en palabras de su líder provisional en la Cámara Albert Batet, que ha inaugurado la sesión.
El independentismo resucita el "Espanya ens roba"
Su compañero Salvador Vergés, en la misma línea pero sin leer, ha asegurado que "hay que ser muy patriota para coger la Renfe cada día y seguir siendo unionista", añadiendo que las empresas públicas íntegramente catalanas como Ferrocarrils de la Generalitat "funcionan perfectamente". "Para España, El Prat es la T5 del aeropuerto de Barajas", ha puesto como ejemplo en su intervención, justificando una independencia que aún anhelan.
Aliança Catalana, por su parte, se ha limitado a enarbolar el trasnochado "Espanya ens roba"; y la CUP se ha sumado al rechazo a la gestión del Govern en materia de infraestructuras desde el eje nacional al que también se ha alineado a una ERC a priori aliada del ejecutivo pero muy alejada del mismo cuando entra a debate la presencia del Estado en los servicios públicos que se prestan en la región, aunque los republicanos los hayan reclamado e incluso apoyado.
Illa reivindica la gestión del Govern
Frente al ataque hiperventilado del independentismo, tanto Illa como la consellera Sílvia Paneque se han limitado a aburrir al hemiciclo listando las actuaciones que han trabajado durante este primer año de legislatura, desde el desdoblamiento de la C-55 anunciado el sábado en Manresa hasta el Tramcamp de Tarragona, pasando por la estación de la Sagrera, la L9 del metro de Barcelona o un corredor mediterráneo que, como anunció el ministro Óscar Puente, estará listo en 2027.
"Este Govern se propuso poner Cataluña en marcha, y estamos en plena transformación", ha añadido el president, reivindicando el traspaso de Rodalies y, por supuesto, la joya de la corona: la ampliación de El Prat. Con el beneplácito de amplios sectores económicos y de una mayoría parlamentaria clara, el desbloqueo de este macroproyecto es mejor el ejemplo, según Illa, de la determinación de su ejecutivo por "consolidar su liderazgo y generar prosperidad".
Los socios habituales del ejecutivo, distantes
No es ninguna novedad que los Comuns, y también ERC aunque con más tibieza, rechazan la ampliación de El Prat, en este caso desde el ecologismo y el temor a la masificación turística. Así lo han reiterado la exconsellera Ester Capella, que a título anecdótico se ha referido a España como "el país del costat" y el diputado David Cid, quien ha dedicado la mayor parte de su tiempo a confrontar con Junts.
Los republicanos, adelantándose al pleno de la semana que viene sobre el caso Koldo, también han puesto el foco en la corrupción que rodea a la adjudicación de obras públicas; y tanto Vox como PP han defendido su modelo de colaboración público-privada sin dejar de criticar una financiación singular que, presumiblemente, será más protagonista todavía en la sesión de control, la penúltima de la temporada, que arranca este miércoles a primera hora.