Puigdemont, desaparecido, espera nuevo interlocutor para reafirmar su apoyo a Sánchez

Puigdemont, desaparecido, espera nuevo interlocutor para reafirmar su apoyo a Sánchez

Política

Puigdemont, desaparecido, espera nuevo interlocutor para reafirmar su apoyo a Sánchez

La incertidumbre sobre nuevas informaciones comprometedoras del PSOE mantiene a la cúpula de Junts en alerta, pero por ahora descartan romper con un Gobierno que se ha ofrecido a intensificar sus esfuerzos en cumplir los acuerdos de Bruselas

Contenido relacionado: ERC sostendrá a Illa pero dejará caer a Sánchez: "El adelanto electoral es inevitable"

Publicada
Actualizada

Mientras ERC se teme lo peor y ningunea las buenas intenciones de Gabriel Rufián con el Gobierno para centrarse en salvar a Illa –y, de paso, sus acuerdos de investidura–, Junts está decidido a mantener su apoyo al Gobierno pese al escándalo de Santos Cerdán, precisamente el hombre que designó el Ejecutivo para dialogar con Waterloo y con quien Carles Puigdemont y especialmente Jordi Turull labraron muy buena relación.

Hay decepción con la presunta corrupción en las filas del PSOE, pero más fuerte es la convicción de que su posición "clave" en el Congreso de los Diputados no se reeditará si hay elecciones

El líder de los posconvergentes no se ha pronunciado sobre el caso, que cada día –y prácticamente cada hora– parece adquirir una nueva dimensión. Desde Bélgica piden "prudencia", y hay consenso en el seno del partido sobre que ahora toca perfil bajo: las declaraciones públicas mostrando inquietud que haga falta, pero prudencia.

Valoran el ímpetu de Sánchez para cumplir los acuerdos de Bruselas pese a que muchos de ellos no se han podido materializar, y han conseguido penetrar en importantes organismos del Estado gracias a una confianza de la que se sienten beneficiados.

Sánchez les ha pedido "tiempo" para el nuevo interlocutor

El presidente del Gobierno citó a Turull y a Míriam Nogueras en la Moncloa para asegurarse de que siguen abiertos a negociar, algo que Sánchez constató enseguida al pedirles "tiempo" para restablecer los contactos y designar nuevo interlocutor, una petición que fue aceptada.

Por ahora, tienen que dirigirse al ministro Félix Bolaños o al expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, que ya han participado en muchas de las reuniones con Junts aunque normalmente de forma telemática. Ambos tienen un trato cordial con Puigdemont, y pronto habrá noticias sobre el nuevo equipo negociador. 

A cambio, por las molestias, Sánchez se comprometió a seguir pactando nuevas concesiones. Esta cartera la llevan casi de forma exclusiva desde Waterloo, por lo que todavía es pronto para hablar del asunto. Los movimientos decisivos pasan siempre por él y su muy limitado círculo de confianza, y suele delegar el día a día hasta el punto de ausentarse con cierta frecuencia de las ejecutivas, como hizo en la última, donde debía abordarse la reacción del partido respecto a la corrupción del PSOE. Tampoco ha escrito nada recientemente en X, su medio de expresión habitual.

Está desaparecido y a la espera de que Sánchez "demuestre que quiere alargar la legislatura", algo que Moncloa a todas luces intentará. Probablemente, no hasta 2027, pero sí con un margen para pasar a la ofensiva contra PP y Vox –que se frotan las manos cada vez que se filtra una nueva escucha– y rearmar al partido. Blindar a sus socios es el primer paso para poder decidir los tempos.  

No están preparados para elecciones

En cualquier caso, un adelanto electoral precipitado –en España o hipotéticamente en Cataluña– pillaría con el pie cambiado a Junts, maltratado por las encuestas en los últimos tiempos y sin candidatos carismáticos más allá del dos veces prófugo, que tiene su público, pero seguirá, como mínimo hasta 2026, sin poder volver.

Entre esto y que Aliança Catalana está arrasando a su derecha, unas elecciones limitarían el camino de un partido que por ahora se siente estructural –como lo fue en su día Convergència–, pero también ve las orejas del lobo de la insignificancia. Aunque no como quisieran, tienen una cuota de poder en Madrid que se estiman, y no pasa por sus planes perderla así como así.

Si de ellos depende y no pasa nada más, la llamada a las urnas tardará.