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El silencio de Junts tras el anuncio de la vuelta de las sedes sociales más importantes del grupo La Caixa a Cataluña es más que elocuente del significado político de la decisión, que ayer fue celebrada tanto por las patronales locales como los Gobiernos de Pedro Sánchez y de Salvador Illa.

Carles Puigdemont también parece interpretar el regreso como un espaldarazo a la política de pacificación de Pedro Sánchez en Cataluña. Y, aunque él mismo es partícipe y colaborador de esa estrategia, su relato de triunfador en solitario de todos los avances le impide reconocer este porque no se lo puede atribuir.

Al contrario, su escasa incidencia en la política real devuelve la seguridad jurídica que las empresas echaban de menos durante su presidencia. De hecho, las continuas amenazas a la estabilidad política que aún lanza desde el exterior no hacen sino consolidar su imagen y la de su partido en el activismo más que en el parlamentarismo institucional.

Junqueras no se muerde la lengua

Algo semejante le ha pasado a ERC. Su presidente sí dio ayer el paso de celebrar la vuelta del primer grupo inversor español a Barcelona porque en el fondo ha contribuido a ello más que el de Waterloo, que siempre le ha recriminado precisamente esa colaboración. Sin embargo, Oriol Junqueras sabe que la gloria del regreso del grupo que dirige Isidro Fainé es para Sánchez en exclusiva.

Frente a la versión grandilocuente de Puigdemont sobre cada acuerdo alcanzado con el PSOE, como ha hecho estos días con el pacto sobre la delegación de funciones en materia de inmigración, con la noticia de ayer --con hechos-- Sánchez tapa la boca a quienes le acusan de partir España, de regalar Cataluña a los independentistas.

Isidro Fainé, presidente de la Fundación La Caixa y Criteria Europa Press

Una reacción negativa al 'procés'

Es el gran beneficiado de la decisión del patronato de la Fundación La Caixa porque su política de normalización la ha hecho posible.

El propio Junqueras no se privó ayer de echar en cara a los responsables de La Caixa que en 2017 dieran la espalda al procés. “El pasado, el presente y el futuro de esta entidad financiera es inseparable de la realidad económica catalana. Y nadie debería haberlo olvidado nunca”, rezaba la segunda parte del breve tuit que lanzó.