Una inmolación en directo. La de Pere Aragonès. Corrillos entre dirigentes y con los militantes más activos, caras de circunstancias, pocas ganas de analizar nada con cierta profundidad. Los resultados "han sido malos, muy malos". Esas palabras son las de Pere Aragonès, que sube al escenario preparado en la Estació del Nord de Barcelona, junto con toda la dirección de Esquerra Republicana, con Oriol Junqueras detrás de todos ellos, con la mirada perdida. Los republicanos se han dejado 13 diputados, y se quedan con 20, en tercer lugar, lejos de los 42 del PSC y de los 35 de Junts per Catalunya. ¿Qué hacer? Lo que comentaban los dirigentes y cuadros del partido, justo antes de que iniciara su parlamento Pere Aragonès, se tradujo de una forma oficial: "El PSC y Junts tendrán la responsabilidad ahora, Esquerra, el proyecto republicano, trabajará desde la oposición". ¿Y él? Aragonès se inmola ante los suyos y señala que asumirá "responsabilidades", él personalmente, y toda la dirección.

Pere Aragonès a la llega de la sede electoral de ERC Cedida

Pero, ¿qué implica eso? En esos comentarios, justo antes de la aparición de los principales dirigentes, se aceptaba una premisa: "Es el PSC quien deberá abrir la jugada, ha ganado las elecciones, y veremos qué quiere hacer". Es decir, se deja en manos de Salvador Illa, aunque Aragonès haya dado a entender que el partido se cerrará en banda ante un posible gobierno con los socialistas, al que se podrían añadir los seis diputados de los comunes para formar un tercer tripartito, después de los de Pasqual Maragall y José Montilla

Frente a la invitación de Puigdemont

Las responsabilidades, en todo caso, llegarán. Siempre se han asumido en Esquerra cuando han llegado los malos momentos. El propio Aragonès ha señalado que se tomarán en las próximas semanas, para él mismo y para toda la dirección: "Las responsabilidades que tomaré y que tomaremos", afirmó. Eso puede implicar un cambio en la dirección de envergadura. Esquerra desea, en todo caso, que se pueda iniciar la legislatura. La repetición de las elecciones no se desea en absoluto, tal como ha dado a entender Aragonès. 

CG

Con unas elecciones en las que ha ganado por primera vez el PSC desde 1980, tanto en diputados como en votos --Pasqual Maragall ganó en votos, pero no en escanos, y Salvador Illa ganó en votos, pero empató en escaños con ERC en 2021-- Esquerra entiende que le toca a los socialistas abrir el juego. Y, cuando desde el mismo escenario se podía escuchar a Carles Puigdemont, hablando de una suma con ERC y esperar que el PSC le dé la presidencia de la Generalitat --"porque la distancia con el PSC no es mayor que la del PP respecto al PSOE en Madrid-- las caras de los republicanos no podían reflejar un mayor escepticismo. 

Esperar al PSC

A la pregunta ante un dirigente de ERC sobre la posible aceptación de Puigdemont de su propio compromiso electoral --"me iré si no obtengo la investidura"-- la reacción fue contundente: "¿Y cuándo ha cumplido Puigdemont su palabra?". La posición respecto a JxCat, por tanto, es de claro rechazo. 

Abrir paso, que el PSC "explique qué quiere hacer". Y que pasen unos pocos días para que todo se asiente, para que Esquerra asuma que ha perdido la presidencia de la Generalitat, con 13 diputados menos. Y con todo abierto en dos escenarios más: en el Congreso de los Diputados y en el Ayuntamiento de Barcelona, donde el alcalde Jaume Collboni, desea gobernar con Esquerra, partido con el que ya negoció los presupuestos de 2024, aunque los tuviera que aprobar a través de una moción de confianza, porque necesitaba más concejales, que no llegaron por parte de JxCat, ni tampoco desde los comunes. 

Aragonès aplaude a los militantes en la sede electoral de ERC DAVID ZORRAKINO EUROPA PRESS

"Será una noche larga, es una noche dura, y veremos en los próximos días lo que se puede hacer", resumía una dirigente de Esquerra, que ha vivido muchos días como el de este domingo, y también los días de vino y rosas, cuando Esquerra acariciaba la idea de ser hegemónica en el campo nacionalista.

¿Sociovergencia?

La figuras de Gabriel Rufián, de Anna Simó, de Francesc Marc Álvaro o de Roger Torrent, comentando con voz baja, sin aspavientos, con rostros serios, justo antes de que toda la dirección se subiera al escenario, indicaban lo que está en juego. El partido, oficialmente, se va a la oposición, con la idea que se señalaba durante la campaña electoral de que PSC y JxCat buscarían una "sociovergencia". Pero habrá debate interno, porque siempre lo ha habido en Esquerra, si Salvador Illa ofrece la posibilidad de un gobierno conjunto. Porque hay un aliciente que sobrevoló en toda la velada en la Estació del Nord: ¿Y si todo esto sirve para que Puigdemont quede fuera de juego? Sin embargo, los republicanos son conscientes de que en ese caso, la posibilidad de un acuerdo entre el PSC de Salvador Illa y Junts, pilotado por Josep Rull, sería mucho mayor. 

Abrazos de dirigentes con sus parejas, sonrisas congeladas, pero con ganas de seguir adelante, orgullo de partido, de un partido histórico, y de forma acelerada huída del escenario. Lo que toca ahora es analizar dónde se ha perdido apoyo, y por qué. Para Aragonès, "la noche deja un panorama más conservador, en consonancia con la ola reaccionaria y conservadora que se instala en Europa". Ahora toca el refugio del partido y una posible llamada de Salvador Illa.