El relevo al frente del Departamento de Acción Climática cae justo al inicio de una campaña veraniega que se prevé complicada para la gestión hídrica en Cataluña. Sin embargo, el presidente Pere Aragonès ha optado por ascender al número dos de la consejería, David Mascort, en vistas de la inclusión de la consejera Teresa Jordà en las listas de ERC al 23J. Ello tras una gestión errática de la sequía que ha sacado a luz la falta de inversiones en el territorio durante la última década por parte de la Agencia Catalana del Agua (ACA).
Fuentes del sector agrícola muestran su ambivalencia respecto al nombramiento. Por un lado, resaltan que Mascort "ha estado en las tripas" de las políticas contra la sequía como secretario general de Acción Climática. Por otro, cuestionan la oportunidad del recambio puesto que aún deben negociarse varias medidas con el Gobierno, entre ellas destacados paquetes de ayudas para los agricultores catalanes.
Negociar ayudas
Sostienen que esta sustitución se suma a la que probablemente ocurra en el gabinete ministerial tras las elecciones generales, lo que puede perjudicar la fluidez entre Administraciones. Aun así, es cierto que Mascort ha fungido durante los últimos años como uno de los principales técnicos del Gobierno catalán.
De hecho, recientemente se entrevistó con el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación para departir sobre la sequía. Además, ha sido el muñidor de las ayudas autonómicas con que cubrir la compra de forraje para los ganaderos ante la imposibilidad de que las reses pasten durante este verano.
Pérdidas millonarias
Más allá de las medidas de ahorro ante la falta de lluvias --el principal instrumento de la Generalitat, que ha cargado la responsabilidad de la gestión sobre los municipios--, una de las principales tareas del nuevo conseller será negociar la línea final de subvenciones para compensar las pérdidas previstas por los productores.
Como muestra, un botón: la patronal Afrucat estimó en abril un roto de 164 millones de euros por el cierre del canal de Urgell, que irriga 50.000 hectáreas de cultivo en Lleida. La organización propuso que Generalitat y Estado compensasen juntamente a los afectados.
Pero aún es pronto para certificar estas pérdidas, pues solo acaban de empezar las cosechas de cerezas y albaricoques. Aunque las perspectivas no son halagüeñas. Las últimas lluvias han sido tormentosas, pero dispersas. No se han concentrado en zonas frutales, por lo que beneficiarán muy poco a estos productores, apuntan desde el sector primario. "La situación para los campos de cereales es mala, no ha cambiado", resume un interlocutor.
Lluvias "insuficientes"
Las cuencas internas de Cataluña siguen por debajo del 30% de reservas, pese a las precipitaciones que han marcado el arranque de junio. Ha habido mejorías en algunos puntos, como el pantano de Sau, donde en el último mes las reservas han aumentado un 10%. Pero la situación sigue siendo crítica: los embalses están al límite desde principios de año, con los peores datos desde 2008.
La propia portavoz del Ejecutivo autonómico, Patrícia Plaja, lo reconoció. Las lluvias son "bienvenidas", dijo en la última rueda de prensa posterior a la reunión del Govern, aunque "insuficientes". Aun así, hay esperanza en los agricultores de que se abra la mano ante la relativa mejora del estado de las infraestructuras hidráulicas. El próximo miércoles, la reunión de la mesa agraria que sigue el estado de la sequía en Cataluña, la primera que dirija Mascort, tendrá sobre el tapete esta opción.