Que los padres pueden elegir el colegio al que desean que vayan sus hijos es una gran mentira, tal y como apuntan desde el ámbito escolar. En los últimos días está trascendiendo un gran número de familias y de direcciones de centros educativos que se quejan de que sus alumnos deben buscar plaza en otro centro porque el que llevaban como primera opción ha completado el número de preinscripciones. Según ha explicado a Crónica Global la Consejería de Educación de la Generalitat de Cataluña, ese desajuste es debido al cierre de líneas causado “por la bajada demográfica y porque el pacto contra la segregación obliga a no hacer sobreoferta”.
Hoy por hoy, la bajada de la natalidad es una realidad. Este hecho debería aprovecharse como oportunidad para reducirse las ratios. Pero la fórmula que ha usado el Govern para propiciar que el número de alumnos por clase que debe atender un profesor sea más bajo se critica porque, según los docentes y los padres, en la práctica implica cerrar líneas con las consecuencias que eso conlleva.
Un recorte encubierto
Desde los sindicatos educativos y desde las propias familias acusan al departamento que dirige Josep Gonzàlez-Cambray de “falta de planificación”. Consideran que sus “políticas rígidas” han sido las responsables de que muchos niños se queden sin plaza en el centro elegido como preferente en primera opción. El proceso aún está vivo, ya que no se hará la asignación definitiva de plazas hasta el 12 de junio, pero se apunta al riesgo de que a ciertos alumnos les toquen colegios de “la otra punta del municipio o concertados”, señalan los mismos interlocutores, especialmente si son localidades con menos oferta pública. Entre ellos, Gavà (Barcelona).
Hace unos meses, el conseller anunciaba una reducción de las ratios. Se tomó como una buena noticia, pero la forma en que se ha aplicado ha supuesto un jarro de agua fría. Se habla, de forma directa, de un "recorte encubierto”, ya que se han rebajado los alumnos en clase pero sin compensar con nuevas líneas en los centros de mayor demanda. Es más, se ha producido el cierre de aulas.
Si hay un total de 30 preinscripciones en una escuela, “colocan a 20 niños en una clase y cierran la otra”, añaden desde la parte social de la docencia.
¿Dónde van esos alumnos?
¿Dónde van los alumnos que se quedan fuera de estos centros de mayor demanda o que no cubren todas las plazas? No acudirán a la escuela elegida como primera opción, sino a la que conste como segunda o tercera siempre que tengan plazas vacantes. Y así de forma sucesiva hasta llegar a las 10 como máximo que se deben rellenar en la preinscripción.
Si no hay sitios libres en ninguna de esas aulas, existe un mecanismo "de emergencia". Primero se pide a las familias afectadas que amplíen las solicitudes con escuelas que tienen plazas libres y, si ni con eso consiguen entrar (o se les pasa el periodo para ello), los responsables educativos de sus zonas de referencia les asignarán una plaza de forma automática donde existan vacantes.
Mejora del sistema reclamada
Lo que reclaman los docentes y las asociaciones de familias es repartir a los menores entre varias líneas para conseguir que bajen las ratios, pero con flexibilidad.
Esta reivindicación lleva años en el tintero. Se lamenta, asimismo, que una de las salidas para evitar entrar en una escuela "por descarte" es buscar una concertada. “Yo quería llevar a mi hija a un colegio público de mi municipio, pero todos los grupos estaban llenos. Tuvimos que llevarla a la concertada, aunque no queríamos”, relata una familia afectada.
Tensión en Poblenou
Por eso, desde la parte social advierten de que cerrar líneas “atenta contra el derecho de los padres a elegir a qué centro educativo quieren que vayan sus hijos”. Es el problema que se han encontrado familias de varios municipios catalanes. Entre ellos Barcelona, Gavà o Mataró.
Un grupo de familias del barrio del Poblenou de Barcelona, por ejemplo, se han encontrado sin plazas suficientes para cubrir toda la demanda educativa de secundaria en el barrio. Se han organizado para recoger firmas por internet y pedir una ampliación extraordinaria de ratios que, por el momento, Educación no contempla.
El caso de Gavà
Otro es el caso de Gavà. En una carta de la coordinadora de AMPAS al director de servicios territoriales del Baix Llobregat, ha criticado que el actual proceso de preinscripción plantea el posible recorte del primer curso de infantil, lo que genera “una situación de desigualdad, de segregación y de agravio hacia la escuela pública y sobre las familias por el derecho a elegir una plaza en el colegio de sus hijos”.
Además, lamentan que “más de una década después de la instauración del Servicio de Educación de Cataluña, sigamos con un sistema claramente dualizado entre la pública y la concertada”. Algo que es evidente en el caso de Gavà y que se debe a “una mala gestión, planificación y previsión de la Administración”.
Por último, le reprochan la poca transparencia e información del Departamento de Educación. Y certifican que este curso se suprimen 40 plazas del segundo ciclo de educación infantil.
Manifestación en Mataró
Descontento también en Mataró porque Educación ha cerrado una línea de la escuela de La Llàntia, la única pública de infantil y primaria que tiene el barrio. Por eso, el alcalde David Bote (PSC) ha instado al conseller a reflexionar sobre la situación en la que deja una escuela que “siempre ha velado por su calidad, la inclusión y la educación de los alumnos, independientemente de sus circunstancias económicas, sociales y culturales”.
En una carta a la que ha tenido acceso este medio, el socialista le ha recordado que la ciudad está adherida al Pacto contra la segregación escolar, por lo que le exige un mapa educativo a medio y largo plazo para “planificar una oferta ajustada al territorio que garantice una redistribución equilibrada del alumnado”.
Esta preocupación va en la línea de lo que sienten los padres, que este jueves se han manifestado junto al resto de partidos políticos para exigir a Educación que no los deje tirados.
La cara y la cruz de los más vulnerables
Si hay algo que genera cierta controversia, además de tensión, es la cara y la cruz a la que las familias más vulnerables se la juegan a la hora de escolarizar a sus hijos. Por una parte, porque podrían acabar en colegios concertados que no pueden permitirse. Su falta de recursos impedirá que puedan hacer frente al material escolar, excursiones, comedor, etcétera, avisan los sindicatos.
Por otro lado, porque, en caso de conseguir la plaza, se encuentran dentro de ese 10% reservado para personas en situación de vulnerabilidad y se convierten, de paso, en el “presunto culpable de que tantos niños se hayan quedado fuera”. Así lo reconoció una de las madres de Poblenou a un medio, asegurando que cada vez hay más centros que reservan estas plazas y más niños fuera de las listas.