La presidenta suspendida del Parlament de Cataluña, Laura Borràs, ha hecho uso de su derecho a la última palabra antes de finalizar su juicio por prevaricación y falsedad documental por el presunto fraccionamiento de contratos cuando dirigía la Institución de las Letras Catalanas (ILC). Según ella, la fiscalía española ha actuado de forma "inmisericorde" y guiada por la animadversión hacia su ideología política.
La presidenta de Junts ha denunciado que el "dolor" que ha sufrido durante el proceso ha sido “innecesario” y que el único objetivo desde el inicio ha sido acabar con su carrera política y atentar contra su persona y su intimidad.
"Llego con una condena ya cumplida"
Borràs ha asegurado haber sufrido una persecución mediática. “He estado años sometida a un juicio mediático que ha supuesto una sentencia diaria”, ha denunciado. “Yo llego aquí con una condena ya cumplida, y las hemerotecas lo confirman. Se me ha trinchado y caricaturizado, con especial interés en presentarme como una corrupta”, ha reiterado.
La presidenta de Junts sostiene que no ha fraccionado y que tampoco ha malversado, “la excusa chapucera” que según ella se ha usado para apartarla de su cargo. Unos delitos por los que podría cumplir hasta seis años de cárcel y por los que podría haber alcanzado un pacto con la fiscalía, pero ha optado por “pactar con la verdad”. “No renunciaré a mi ideología, a mis valores y a vivir en una República catalana”.
Un juicio "de malas intenciones"
En este sentido, Borràs asegura que la fiscalía española ha intentado “probar con insistencia inmisericorde” que benefició a su “amigo” Isaías Herrero con un favor que, según ella, no se ha probado porque no ha pasado. Un amigo que “se presentó con unas comillas, que se han caído como delitos de esta causa mutante”. Borràs ha sostenido que el único beneficio fue para la ILC. “Recorrí de punta a punta la nación haciendo una faena ingente: una labor que la comunidad literaria conoce y reconoce". Por eso, reitera, el que ha terminado hoy "ha sido un juicio de intenciones, de malas intenciones, en el que se ha hecho creer que es irregular lo que es regular y delito lo que no es delito”.
Laura Borràs ha terminado su declaración asegurando que, aunque se enfrenta a una pena “desmesurada” y a una sentencia “ya escrita”, espera que haya una absolución. Reitera que si ha sido perseguida es porque pertenece a un "colectivo identificable". Tras su alegato, el juicio ha quedado visto para sentencia.