“No és un pa tumaca però tambè estic ric”. Este es el mensaje de la nueva campaña de Kentucky Fried Chicken (KFC) en la que promociona uno de sus menús en los autobuses de Barcelona. Para bien o para mal, el anuncio ha generado polémica en las redes y se ha convertido en el nuevo centro de las iras del independentismo, que exigen explicaciones a la compañía y al ayuntamiento --que regula la publicidad en los Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB)-- por permitir publicidad con faltas de ortografía y con expresiones incorrectas en catalán.
“Se tendría que decretar automáticamente una especie de purga al estilo de la película, una impunidad para poder quemar todos los KFC del país. Es la única respuesta al nivel de la ofensa que puedo asumir”, expresa un usuario a través de Twitter, que anima a hacer boicot a la cadena de restaurantes de comida rápida por no respetar la lengua catalana al usar el tradicional pa amb tomàquet con un tono de burla. Tras el revuelo, se retirará la publicidad por petición de la exclusivista, Promedios. En ningún caso esta decisión la ha tomado TMB.
Unas faltas de ortografía hechas a propósito
Los barceloneses que se han cruzado este lunes con un autobús con este anuncio se han echado las manos a la cabeza por la cantidad de faltas de ortografía que contiene y que atribuyen a un “error” de la agencia encargada de la publicidad o del traductor utilizado.
Sin embargo, desde TMB han confirmado a Crónica Global que la publicidad cumple los estándares que se piden y aseguran que las erratas están “hechas a propósito”. Algo que lleva a preguntarse si una campaña es igual de efectiva pese a que los usuarios hablen mal de ella. De momento, la cadena no se ha pronunciado a preguntas de este medio.
Otros casos de intimidación
No es la primera vez que los independentistas intimidan a una cadena de restaurantes por el uso del catalán. Hace unas semanas, los espías del catalán --Plataforma per la Llengua-- se sumaron al escarnio público contra Tagliatella del centro comercial Diagonal Mar de la Ciudad Condal por tener la carta en castellano. Pese a la disculpa del establecimiento al usuario que denunció los hechos, la autoproclamada ONG del catalán puso a disposición su servicio de quejas lingüísticas, que las envía a la Generalitat para posible apercibimiento o sanción del local.
Asimismo, emplazó a señalar al bufé en su aplicación de rating de restaurantes que, según ellos, maltratan el catalán.