Cisma en la Assemblea Nacional Catalana (ANC). El vicepresidente, Jordi Pessarrodona, y trece secretarios generales han dimitido debido a las discrepancias con la presidenta, Dolors Feliu. El intento de Carles Puigdemont de controlar esta entidad independentista está detrás de esta crisis.
El cónclave celebrado hoy ha finalizado sin que los sectores oficialistas, que lidera Feliu, y el crítico hayan podido llegar a un acuerdo. La reunión, que ha durado nueve horas, venía precedida de duras críticas por parte de una parte de la ejecutiva de “autoritarismo” y abuso de poder en el seno de la entidad. El resultado ha sido la dimisión en bloque de quienes rechazaban la formación de una lista cívica de cara a las próximas elecciones al Parlament. Pese a ello, Feliu no piensa dimitir.
Imposible reconciliación
Pero algunas fuentes de la ANC aseguran que esa oposición se debe al intento del Consejo para la República, gobierno fake presidido por Carles Puigdemont, de controlar los tiempos y la composición de esa candidatura con la finalidad de minimizar los efectos electorales adversos en Junts per Catalunya.
Así, un total 13 miembros del secretariado nacional, de los 72 que integran este órgano de dirección, han decidido abandonar la entidad, mientras que Pesarrodona, que pertenece al sector crítico con la propuesta de lista cívica, ha abandonado la vicepresidencia, pero permanecerá en el secretariado.
Fuentes de la entidad aseguran que ha habido voluntad de acercar posiciones y reconducir desavenencias, pero no se ha podido evitar la fractura. El último intento de frenar el cisma fue la renuncia de Uriel Bertran --próximo a Feliu-- a relevar a Pesarrodona en la vicepresidencia a partir del próximo mes de mayo, tal como estaba previsto. Pero no ha sido suficiente.
El objetivo de esa lista cívica era dar un toque de atención a los partidos independentistas.
Desmovilización
Y es que no es ajena a esa crisis interna la desmovilización del activismo independentista. La división entre ERC, Junts y CUP, unido al decenso se participantes en las recientes manifestaciones convocadas por la ANC, han hecho mella en esta entidad, que junto a Òmnium --que actualmente se ha desmarcado de la radicalidad de Assemblea-- fueron decisivas en el proceso independentista. Cinco años después, la estrategia de diálogo de Esquerra ha permidio a esta formación ocupar un espacio de centralidad e incluso romper bloques y pactar los presupuestos de la Generalitat de 2023 con el PSC.
Una estrategia que ha dividido a Junts, por lo que desde Waterloo, se han producido movimientos para no perder el control de la ANC.