Una foto con Macron de escasos segundos. Ese es todo el rédito político que va a obtener el president de la Generalitat, Pere Aragonès, de la cumbre entre el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, y el de Francia, Emmanuel Macron, este jueves en Barcelona. Pese a que se venía especulando con la posibilidad de que Aragonès tuviese un papel más relevante compartiendo algún tipo de encuentro con los dos mandatarios, la realidad es que todo quedará en un saludo.
Fuentes oficiales de Moncloa aseguran que Aragonès obtendrá el mismo trato que cualquier presidente de comunidad autónoma en este tipo de cumbres internacionales. Así pues, el republicano tendrá que conformarse con recibir a Sánchez, Macron y sus ministros, junto a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau.
Sus propuestas quedan en papel mojado
Hace unos días, el president presumía de haber enviado a Moncloa una carta con un listado de temas que quería colar para comentar con ambos presidentes y que tenían que ver con el Corredor Mediterráneo y el catalán, entre otras cosas. "Nosotros tenemos muchos intereses en la relación con Francia", expresó en una entrevista en El Matí de Catalunya Ràdio, donde aseguró que su equipo estaba en contacto con el del presidente de España para concretar los detalles de su participación. "Sea lo que sea lo que se acuerde, defenderemos los intereses de Cataluña y activaremos todas las vías para hacerlo".
Pero todas estas conversaciones que aseguraron tener y la misiva han quedado en papel mojado, pues Aragonès sólo estará presente en el recibimiento de Sánchez y Macron, que irán acompañados de diez ministros. Estará también acompañándole Ada Colau.
Los intereses de los catalanes
El rechazo de Moncloa a que se le dé un protagonismo distinto al que han tenido otros presidentes autonómicos explica, ahora, las declaraciones que este miércoles ha pronunciado Aragonès y en las que se abría a hablar sobre esas peticiones en otro ámbito fuera de la cumbre. En este sentido, el president ha confiado en que las cuestiones sobre infraestructuras, lengua, energía y fronteras que pidió al Gobierno tratar con Francia puedan desbloquearse, "sea en el marco de esta jornada de trabajo entre los dos gobiernos o sea en las relaciones posteriores".
Asimismo, el republicano ha pasado la patata caliente al Gobierno, a quien le corresponde decidir si "defiende los intereses de los catalanes". "Nosotros los hemos defendido siempre y en todos lados. Cuando haya la oportunidad de instar a alguien a que los defienda, lo haremos como lo hice por carta", ha agregado.
Un papel meramente institucional
Así pues, el papel de Aragonès en este encuentro internacional será meramente institucional. Mientras tanto, su propio partido se estará manifestando a las afueras del Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC) contra una cumbre que consideran una "ocupación" por parte del Gobierno.
"Los enemigos de las instituciones desearían que no estuviéramos presentes", ha dicho el republicano. Pero su participación también podría pasarle factura entre el sector independentista más radicalizado, que no descarta que se le silbe a su llegada. "Las contradicciones, a veces, pasan factura", ha avisado este miércoles la presidenta de la Assemblea Nacional Catalana (ANC), Dolors Feliu.