Si hay algo que se le ha criticado al conseller de Educación de la Generalitat de Cataluña, Josep Gonzàlez-Cambray, es la falta de transparencia y el poder que ha dado a los directores de las escuelas. El decreto de autonomía de centros, el de direcciones y el de provisiones --aprobados entre 2010 y 2014-- han provocado "abusos, discriminaciones y arbitrariedad" en la oferta de puestos de trabajo en el sector. El personal interino, las embarazadas y las personas con problemas de salud son los más afectados por las "malas praxis" de algunas direcciones, al "no tener en cuenta cuestiones como el mérito y la capacidad para que sean elegidas, sino más bien la afinidad" con la dirección.
Todos los sindicatos tienen iniciado un proceso judicial con la consejería al considerar que sus cambios normativos han implantado un sistema de provisión de puestos de trabajo "arbitrario" y que genera discriminación. Hoy por hoy, las direcciones de los colegios no tienen que justificar sus decisiones y pueden decidir "bajo un criterio subjetivo" la continuidad o no de casi todo el profesorado.
Desconfianza y miedo entre los profesores
Esa manera de actuar "genera un clima de desconfianza" entre los docentes, pero también temor, aseguran las voces consultadas. "Inevitablemente, ha provocado miedo a hablar en los claustros a causa de la presión de renovar el curso que viene, así como la competitividad negativa entre nuestro colectivo", alertan desde CCOO, desde donde ven una "paradoja" que "se esté tratando de educar en valores a los alumnos mientras los profesores se clavan puñales por la espalda".
Cataluña es la única comunidad donde las direcciones "pueden elegir a dedo", lamentan las fuentes consultadas por Crónica Global. Algo que consideran una "precarización con trabajo público" que se ve reflejada, por ejemplo, en el concurso de traslados. Ester es una de las docentes afectadas por esta práctica tras acompañar a su hijo enfermo: "A mí me echaron cuando metieron al niño en la uci, después de coger la baja. El director del colegio le dio mi plaza a un sustituto que le cayó muy bien", lamenta en declaraciones a este medio. Hoy por hoy, esta mujer lucha desde un sindicato para que "ninguna madre pase el mismo infierno". "Llegó un día en que me dije: o me hundo o lucho", espeta.
Pero ella no es la única que ha pasado por este mal trago. Laia [nombre ficticio] se vio obligada a coger la baja tras sufrir un ictus. Después de tres cursos escolares trabajando en la misma escuela, la dirección no la renovó, pero sí a su sustituta sin vacante para el próximo curso. "Se ha quedado sin trabajo", explican desde los sindicatos, que reciben habitualmente casos como el de ella.
Los beneficiados de esta práctica
La mayoría de decisiones favorecen a personas sustitutas que acaban de comenzar, "normalmente gente que no tiene cargas familiares y que dice a todo que sí". Perjudicando, así, a los docentes más mayores, embarazadas o enfermos que "convienen menos" a la dirección.
El decreto de plantillas, único en España, "precariza permanentemente al profesorado que no tiene plaza en un centro" puesto que, cada año, está a merced de la firma de la dirección para continuar en él o no. Todos los sindicatos lo han denunciado ante los tribunales --de hecho, el 20 de marzo se celebrará un juicio en relación a este asunto por parte de CCOO--. "No pararemos hasta que se retire, ya que atenta contra los principios de igualdad, transparencia y equidad", señalan en la misma línea desde UGT.
También desde Profesores de Secundaria avisan de que este sistema es "una forma de precarizar un puesto de trabajo porque hay un vínculo de deuda" entre la dirección y el profesor al que se le da la plaza. Es decir, esa persona ha sido elegida a dedo por un director que, a su vez, "se convierte en capataz".