El último pleno del año del Área Metropolitana de Barcelona (AMB) aprobará mañana el presupuesto para 2023, que asciende a 2.491 millones de euros. Esta cifra supone un incremento de casi el 10% respecto a los 2.274 millones de las anteriores cuentas públicas.
La aprobación definitiva del presupuesto se llevará a cabo tras la desestimación de las alegaciones presentadas por el PP y Cs, grupos políticos en la oposición --el ente público está controlado por una coalición entre PSC y comunes y presidido por la candidata a la alcaldía de Barcelona, Ada Colau--, así como de la empresa Aigües de Barcelona.
Congelación impositiva
El presupuesto general del AMB incluye no solo las partidas destinadas al órgano central, sino también las del Instituto Metropolitano del Taxi, así como el estado y previsión de gastos e ingresos del Instituto Metropolitano de Promoción del Suelo y Gestión Patrimonial y los estados de previsión de gastos e ingresos de otras sociedades en que participa como Ferrocarril Metropolità de Barcelona, Transports de Barcelona y Regesa, entre otras.
La luz verde a los números del AMB llega dos meses después de que la institución decidiera congelar sus tributos municipales tras subirlos en el último ejercicio un 3% de media. La medida afecta tanto a la tasa de residuos municipales (TMTR) como al tributo metropolitano que se cobran en los 36 municipios que integran la administración supramunicipal.
Gastos de personal
Una situación que ha sido subrayada por el portavoz popular Miguel Jurado en declaraciones a Crónica Global. El representante ha criticado que se aumenten los gastos de personal hasta los 51,95 millones frente a los 48,9 millones del último año.
En las alegaciones que presentó la formación se cuestionó esta alza ya que se había aprobado anteriormente un incremento del 2,5% más otro punto por la inflación para 2023. En total, la partida para sueldos se ha subido un 6,1% de uno a otro ejercicio.
Críticas del PP
En un panorama de "incertidumbre económica", Jurado considera que debería haberse apreciado mayor austeridad en los gastos de personal y, por otro lado, desencallar la financiación adecuada para el transporte público que gestiona el AMB en vez de asumirlo vía los tributos metropolitanos.
Tributos que, por último, el PP considera que deberían no solo haberse congelado, sino revisado a la baja para favorecer a los contribuyentes en un escenario económico complicado.