La manifestación de quince entidades en favor del bilingüismo tiene lugar una semana después que el acto independentista de la Diada. Las comparaciones son inevitables, pero eso no preocupa a Elda Mata, presidenta de Sociedad Civil Catalana (SCC), quien asegura que, a diferencia de la Assemblea Nacional Catalana (SCC), la concentración de hoy tiene un mensaje positivo, no excluyente. "A nosotros no nos van a votar, no buscamos ser el paraguas de todas estas entidades", afirma en una entrevista con Crónica Global.
--Pregunta: El hecho de que sean quince entidades las que convocan la manifestación en favor del bilingüismo ¿no puede dar la sensación de fractura del constitucionalismo? ¿SCC puede aglutinar a todas esas entidades?
--Respuesta: De SCC hay que destacar su transversalidad y una de nuestras obligaciones es tener una interlocución con los partidos políticos, dentro del ámbito del Estado de Derecho y la Constitución, pero no una suplantación. La ANC (Assemblea Nacional Catalana) habla ahora de “o lo haces tu o lo voy a hacer yo”. Esa no es para nada la posición de SCC. Trabajamos indiscutiblemente para que haya un cambio de régimen, lo hacemos con todas las herramientas que hay a nuestro alcance, con los matices que nos da estar presentes en las cuatro provincias catalanas. Esos matices y aportaciones los hacemos a todos los partidos, desde el PSC hasta la derecha. Decir ‘president, posi les urnes’ nos parece una falta de respeto. A SCC no nos van a votar. No buscamos tampoco ser el paraguas de todas las entidades. Pero cuando hay un objetivo común, nos sentamos y trabajamos. Eso sí que nos gustaría que sirviera de ejemplo a los partidos. Los objetivos de un Estado, los ejes deben estar pactados. Lo decimos con la legitimidad que nos da ser cien por ciento civiles. Los políticos tienen sus estrategias, son legítimas, van buscando el voto. La sociedad civil, como en todas las democracias, tiene que tutelar que con su voto se haga lo que se dijo que se haría. Cuando vemos la pulsión partidista de las instituciones del Estado, que no gobiernan para todos, nosotros sí alzamos la mano, como vamos a salir el domingo para decir “ojo, nosotros también somos personas, tenemos los derechos y ustedes, la obligación de gobernar para todos”. Y proteger los derechos que se están conculcando en Cataluña desde el minuto cero después de la transición.
--¿Es fácil la interlocución con los partidos? ¿Han podido reunirse con el presidente Aragonès?
--Yo no me he dirigido personalmente al presidente de la Generalitat. Mi antecesor, Fernando Sánchez Costa, sí que lo hizo, pero no recibió respuesta. Sí que nos recibió la señora Laura Borràs, yo estaba con el presidente anterior. Nos recibió y más que agradecer, creo que es su obligación. No fue una reunión constructiva o positiva. la que era entonces segunda autoridad de Cataluña gracias a la Constitución española, pues básicamente se limitó a ser amable, a corregir a una compañera mía porque no hablaba en catalán, y ya está. Esto es lo único que le interesaba a esta señora. Los catalanes vamos a tener que convivir y con el resto de España y que viene de fuera, y es evidente que lo que tendríamos que hacer es tener la mejor Cataluña, la que ofrezca las máximas posibilidades a nuestros hijos y nietos, que sea atractiva para los negocios y la inversión extranjera. Eso no parece que importe demasiado. La gestión del gobierno de la Generalitat es inexistente. Lo único que interesa es poner toda la carne en el asador para que no se hable español. Y eso va a afectar a los niños catalanohablantes por encima de los hispanohablantes incluso. Que se esté ahuyentando a las empresas, al talento, que se exija un nivel C, 1, 2, 20… es una obsesión. O tenemos los peores gobernantes que podríamos tener en la Generalitat, por ser muy cortos, y si no lo son, es que la ideología nacionalista les ha cegado y no ven que, poniendo trabas al talento, Cataluña no sigue adelante. Cada vez más pequeños, cada vez se miran más el ombligo y está claro que, entonces, te pegas una castaña contra el árbol.
--Siempre hago la misma pregunta a quienes han sufrido insultos y amenazas por oponerse al independentismo. ¿Compensa?
--Físicamente cansa. Suplimos los pocos medios que tenemos con una ilusión y una convicción máxima. Ese altruismo, esa generosidad… No vivimos de esto. Hablamos de la sociedad civil. No nos van a votar, no estamos en una carrera por tener una medalla u otra. Lo hacemos por el bien de las personas que no pueden expresarse, porque acaban perdiendo su trabajo, son estigmatizados, sus niños no van a los cumpleaños o sufren el acoso que ha puesto en evidencia Javier, el padre de Canet. Es tremendo pensar que en una democracia tengas que pensar, tener conversaciones profundas para salir en un medio de comunicación, por el miedo a lo que le puedan pasar a tus hijos. A quienes estamos en las entidades nos compensa sobradamente decir que el día 18 vamos a salir, vamos a estar en la calle a acompañar a los padres, a los profesores, a tantos constitucionalistas que están callados porque no pueden estar decir lo que piensan, trabajadoras en hospitales que han sido amenazadas con hacer guardias hasta que se jubilen si van a la manifestación. Luchar para que esto no pase en Cataluña, por supuesto que compensa. Son nuestros valores a favor de una Cataluña plenamente democrática.