El expresidente de la Generalitat, Jordi Pujol, está fuera de peligro, pero podría tener secuelas neurológicas. Así lo han confirmado los médicos del Hospital de Sant Pau, que aseguran que no temen por su vida, pero sí esperan que le queden secuelas tras el ictus grave que sufrió este lunes.
Hoy por hoy, continúa ingresado en la unidad de ictus, donde está consciente, pero sedado debido a la medicación.
Trastorno del lenguaje
Los primeros síntomas comenzaron el lunes a las once de la mañana cuando el expresidente estaba escribiendo, según ha explicado el doctor de la familia Jaume Padrós. Esa misma tarde se le acabó realizando una intervención, ya que "el ictus era causado por la obstrucción de una arteria cerebral, provocando una reudicción del flujo sanguíneo". Por ello, se le practicó "un tratamiento endovascular para eliminar la obstrucción arterial".
La operación fue un "éxito" gracias a que se "diagnosticó con el tiempo suficiente como para poder administrar el tratamiento". Pese a ello, piden "prudencia" por si pudiese haber alguna complicación en las próximas horas, al tratarse de una persona de 92 años y con otras patologías. "Habrá que esperar 24 o 48 horas para evaluar su situación neurológica", ha añadido el director del servicio de neurología del centro sanitario, Alberto Lleó.
Consciente, pero sedado
Tal y como han explicado, el expresidente sigue en observación en la unidad de ictus. Se espera que continúe ingresado de tres a siete días, aunque todavía es "pronto" para hacer una estimación. "Es prematuro contestar a esa pregunta. El tiempo de ingreso dependerá de su evolución, de cómo responde a los tratamientos o de si hay alguna complicación", han agregado.
Asimismo, avisan de que podrían quedar secuelas en el lenguaje. Aunque por ahora "es difícil hacer una valoración exacta", ya que sigue "bajo los efectos de los medicamentos sedantes" y no han podido hacer una evaluación adecuada. "Será en las próximas horas cuando su nivel de conciencia sea más estable", concluyen.