Los sindicatos educativos y el conseller de Educación de la Generalitat, Josep Gonzàlez-Cambray, se han reconciliado. Pero no debe confiarse, pues avisan: “Es sólo una tregua”. Y es que la parte social ha desconvocado las huelgas previstas para los días 7 y 28 de septiembre a cambio de que el departamento cumpla su parte del trato: reducir la hora lectiva al profesorado de primaria y secundaria a partir de enero de 2023 y adquirir "el compromiso de negociar el resto de reivindicaciones de la mesa sectorial".
Así pues, Cambray ha frenado las movilizaciones con su propuesta de incorporar 3.500 profesionales de refuerzo que cubrirán esa hora, pero no tiene garantizado el fin del conflicto educativo. Para ello, durante el primer trimestre tendrá que dar respuesta a cuestiones como la reducción de ratios, el decreto de plantillas, el currículum o el calendario.
Al TSJC si no cumple
Cambray tiene unos meses para calendarizar estas mejoras y, si no cumple su promesa, se enfrentará de nuevo a unos docentes que ya advierten de que volverán a movilizarse. “El conseller tendrá que cumplir su parte, si no volveremos a salir a las calles”, dice Xavier Massó, portavoz de Profesores de Secundaria.
Tampoco descartan acudir al Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) si no ejecuta lo firmado: “Ir al tribunal siempre es una posibilidad”, dice Iolanda Segura, representante de Ustec.
Una medida positiva, pero difícil
La comunidad educativa ve con buenos ojos la reducción de la hora lectiva porque permitirá la incorporación de miles de profesionales al sistema educativo, pero no ve bien que se haga una vez ya iniciado el curso, en enero de 2023. Ello supondrá un “sobreesfuerzo” para las direcciones de los centros, que se suma a lo que "ya han sufrido durante los años de pandemia". “Es una complejidad más anunciada a pocos días de empezar el curso y en un año con tantos cambios”, dice Isabel Nadal, miembro de la junta rectora de la Associació de Mestres Rosa Sensat.
Los profesores tendrán una hora más para la coordinación y la preparación de sus materias y contenidos, pero "no es el mejor momento" para implementar una medida que debería hacerse a principio de curso. “No es inviable, siempre y cuando desde la Consejería de Educación escuchen a los equipos directivos”, dicen las mismas voces. Pues deben ser ellos “quienes elijan el perfil de la persona que necesitan”.
Acompañamiento a las direcciones
Por su parte, Cambray todavía no ha explicado cómo llevará a cabo este cambio organizativo a mitad de curso que requerirá cambios de horarios y de dinámicas entre el profesorado. Pero fuentes de la consejería aseguran a Crónica Global que “se trabajará la mejor manera de abordar la contratación de estos profesionales”. En este sentido, desde UGT esperan que lo haga con la mayor rapidez posible: “Le pedimos que comience a trabajar ya, que haga los protocolos necesarios y se ponga en contacto con los equipos directivos para que puedan prepararlo todo bien y con previsión”.
Pero este no es el único inconveniente que podría acarrear esta medida; también “la precipitación” que supondrá para los nuevos docentes que tengan que adaptarse con rapidez al centro y para el personal con media jornada que podría pasar a jornada completa. “Muchos ya se han buscado la vida y no lo tienen tan fácil”, apuntan las fuentes. Por eso, planificar con tiempo es esencial para que la medida, que puede ser buena a priori, “no pierda efectividad a causa de decisiones unilaterales y no consensuadas”.
Con todo, Cambray tiene un reto por delante: ganarse la confianza de unos profesores que la han “perdido” después de la trayectoria de los últimos meses. Y es que, hoy por hoy, todavía se muestran "reticentes", aunque también creen que "las elecciones municipales de mayo podrían servir para que el conseller no quiera arriesgarse a perjudicar su imagen y la de ERC".