La nueva Síndica de Greuges, Esther Giménez-Salinas, ha defendido la desjudicialización de los conflictos políticos en el acto de toma de posesión. La jurista sustituye a Rafael Ribó, que ha estado al frente de la institución durante 18 años. Giménez-Salinas ha defendido el catalán, castellano y alemán como sus tres lenguas.
Ha ejercido de anfitriona la presidenta del Parlament, Laura Borràs, coinicidiendo con la petición de prisión solicitada por la Fiscalía, que la acusa de prevaricación y falsedad por fraccionar contratos. De ahí que Borràs no haya disimulado su satisfacción ante el discurso de Giménez-Salinas, quien ha asegurado que la Justicia penal "debe ser el último recurso".
"Rectitud e imparcialidad"
Han asistido al relevo institucional el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès; el Defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo, y los expresidentes Artur Mas y José Montilla, entre otros altos cargos y familiares de la Síndica, la primera mujer al frente de una figura medieval recuperada en democracia. Ha prometido ejercer su cargo "con rectitud e imparcialidad, pero con esperanza de mejorar la vida de las personas". Ha confesado sentirse "abrumada" ante esta nueva etapa que dedicará "a la protección derechos y libertades fundamentales de las personas
Tras expresar su complicidad con Gabilondo y reconocer la labor de Ribó, Giménez-Salinas ha defendido la mediación "como alternativa a la prisión", que ha calificado de "reducto del pasado". “Necesitamos modelos menos represivos, más éticos. No haremos el cambio por razones humanitarias, pero sí económicas, pero si es así, bienvenido sea". La Síndica ha abogado también por la "desjudicialización de los conflictos políticos. No soy ingenua. La Justicia penal debe ser el último recurso".
La infancia y la inmigración, ha dicho, serán sus prioridades. La ombudsman catalana ha finalizado su intervención en los tres idiomas que considera propios, el catalán, castellano y alemán.