La exdiputada de la CUP en el Parlament Mireia Boya se ha dado de baja del partido a raíz de la gestión que ha hecho la formación secesionista de la denuncia que presentó contra un dirigente cupaire por presunto acoso en su etapa en la Cámara catalana.
En un comunicado este miércoles, Boya asegura que se ve en la necesidad de explicar públicamente el proceso y "el final no deseado que ha tenido", ahora que el expediente se ha cerrado.
"Se me hacía pasar por mentirosa"
Boya ha criticado la gestión inicial que se hizo de su denuncia: "Sentí que se me hacía pasar por mentirosa, por exagerada, por interesada. Este fue el discurso que se difundió y que parte de la militancia creyó".
A su juicio, se difundió una versión "que quizás permitía lavar los trapos sucios en casa, pero que no solo estaba alejada de los cuidados a la mujer víctima, sino que tergiversaba los hechos", que cree que la comisión de gestión de agresiones machistas no abordó correctamente en un inicio.
Año y medio "de silencio"
Tras un "año y medio de silencio" después de la denuncia --ha detallado-- en enero la CUP le comunicó que su caso se cerraba, y la comisión de gestión de agresiones machistas le envió una carta donde se reconocía el presunto acoso que había sufrido.
"El acoso existió y su reconocimiento por parte de él me lo tomo como una victoria, como un paso de gigante en la reparación personal, a pesar de que el sufrimiento y sus consecuencias en mi salud no los pueda borrar nadie", ha añadido.
Reproches al partido
Sin embargo, Boya ha criticado que la dirección del partido no quiso ir "más allá en la reparación", sino que buscó cerrar directamente el caso sin disculpas ni autocríticas, ha dicho.
"Por eso he tomado la decisión de darme de baja como militante de la CUP. Es mi espacio ideológico, pero la organización no ha sido lo suficientemente valiente para dar un paso adelante en la reparación de las violencias machistas", ha zanjado.