Vic (Barcelona), santuario del independentismo, escenario de cruces amarillas, salmodias y campanadas a favor del procés, ya no es lo que era. La megaestelada convocada por la Assemblea Nacional Catalana (ANC) no ha logrado llenar la plaza Major con motivo de su décimo aniversario. Acudieron numerosos activistas, sí, pero las fotos demuestran huecos y ausencias. Vic, que siempre había atraído la atención mediática por su entrega al proyecto separatista, hasta convertirse en termómetro de los apoyos populares al gran desafío, ha sido objeto en esta ocasión de noticias discretas en algunos medios independentistas.
Así, coincidiendo con la festividad de Sant Jordi celebrada el sábado y con el aniversario de la entidad secesionista, tuvo lugar en esta localidad de la comarca de Osona el acto No abandonarem la tasca ni la esperança. Ya no había restricciones por la pandemia y ni siquiera llovió, pero no se produjo el lleno esperado.
La cifra no cuadra con las imágenes
Según la ANC, acudieron 3.000 personas. Una cifra que no cuadra con las imágenes divulgadas por la propia ANC, inmersa ahora en ser la voz de la conciencia de los partidos independentistas que, a su juicio, han traicionado el espíritu del 1-O, ya que hoy por hoy no hay asomo de implementación de la independencia.
Por eso ha anunciado la entidad presidida todavía por Elisenda Paluzie –ha agotado su mandato y no se presentará a las elecciones previstas para mayo— que mutará en confluencia política en las próximos comicios. La directora general de Derechos y Asuntos Constitucionales de la Generalitat, Dolors Feliu, había participado en un vídeo de la ANC en el que instaba a participar en esa iniciativa.
Vic había sido uno de los referentes del procés en sus años más álgidos. Esta ciudad ha acogido la instalación de cruces amarillas --arrolladas por un coche--, así como el uso de altavoces para emitir sermones independentistas. La alcaldesa, Anna Erra (PDECat), tuvo que declarar ante el juez por ello.