El consejero de Salud, Josep Maria Argimon, ha prometido hoy "autocrítica" en un día en el que se cumplen dos años del primer caso del virus en Cataluña. El conseller ha cortejado a los sanitarios con un acto de reconocimiento en el Hospital Clínic Barcelona, un acto en un momento delicado, pues el sector vive un profundo malestar y se encamina hacia una posible huelga, como explicó este medio.
Lo ha dicho Argimon en una recepción privada celebrada hoy en la ciudad sanitaria barcelonesa, donde se detectó el primer caso de coronavirus dos años atrás. En su alocución, el titular de Salud ha agradecido al personal sanitario su trabajo, ha recordado a los 26.000 fallecidos, ha arropado a los pacientes que aún sufren el patógeno y ha animado a cerrar las "fracturas" abiertas por la pandemia.
"Autocrítica"
En su intervención y flanqueado por los directores médico y de enfermería del centro sanitario, Argimon ha prometido hacer "autocrítica" y "revisar los protocolos" que sean necesarios para afrontar las futuras fases de la pandemia, como el del "final de vida".
A este respecto, el titular de Salud ha recordado que los sanitarios "fueron quienes dieron la mano" a los pacientes cuando éstos perdían la vida por el Covid-19, la enfermedad que causa el virus, y ha animado a afrontar el duelo. "Es importante expresar la pérdida. De lo contrario no saldremos de él", ha señalado.
Mascarillas, primero los niños
En el campo de las medidas que aún quedan en pie, el también médico ha prometido que "un decreto" levantaría la obligatoriedad de llevar mascarilla en interiores. Los primeros beneficiados de esta medida, que será "gradual", serán "los niños".
La medida, no obstante, necesita del plácet del Consejo Interterritorial de Salud, el ente del Ministerio de Sanidad y Consumo en el que Gobierno y comunidades autónomas se coordinan.
Malestar
Sea como fuere, el consejero Argimon ha prometido el ejercicio de revisión de la gestión efectuada en un momento delicado en Cataluña. Los profesionales sanitarios y los agentes sociales que los representan están sumidos en el malestar por sus condiciones laborales y salariales, y por el hecho de que cuando la pandemia está remitiendo, se enfrentan a la labor de enjugar las listas de espera que quedan.
En este contexto, desde el sector se comienza a hablar de posibles movilizaciones tras el verano, en un marco en el que la atención primaria y hospitalaria están mostrando sus debilidades tras la crisis sanitaria y la sanidad concertada no logra aprobar el nuevo convenio entre los sindicatos y las patronales.