La exconsejera de Educación Irene Rigau ha considerado este sábado que el modelo de inmersión lingüística en Cataluña "solo peligra si se dice que en ningún caso se podrá aplicar" y ha defendido que es una metodología educativa que trasciende el blindaje del catalán.
Lo ha dicho durante su intervención en las Jornadas Para Renovar el Consenso Lingüístico en Cataluña organizadas por la Fundació Rafael Campans, entidad del PSC, donde han asistido el ministro de Cultura y Deporte, Miquel Iceta, el expresidente de la Generalitat José Montilla, y el líder del PSC, Salvador Illa.
El 25% de castellano en las aulas
En el mismo acto, el presidente de Societat Civil Catalana (SCC), Fernando Sánchez-Costa, ha considerado que el 25% de castellano en las aulas ya se cumple en muchos centros catalanes, pero ha insistido en el cumplimiento de la sentencia como herramienta de reconocimiento de la diversidad lingüística: "Cuando ERC niega el 25% demuestra que no se cree la Cataluña real".
El exconseller de Educación y Universidades Joan Manuel Del Pozo ha pedido "sacar de la escuela el problema de la lengua" y ha dicho que, a su juicio, tiene un gran componente político. En la misma línea, el presidente de Federalistes d'Esquerres, Joan Botella, ha afirmado textualmente en Cataluña no hay ningún conflicto lingüístico, sino que existe un "conflicto político sobre la lengua centrado en la capital de España".
El reto del bilingüismo
En otra mesa redonda de las mismas jornadas, el escritor Jordi Amat ha considerado que existe una tensión entre el sistema literario en catalán y en castellano. Además, ha alertado de ciertas dinámicas de prestigio y exclusión motivadas a su juicio desde las instituciones.
Por su parte, la artista y autora Eugènia Tusquets ha opinado que la normalización del bilingüismo es difícil y ha puesto en duda que la convivencia entre ambas lenguas sea compatible con la inmersión lingüística catalana. "Si la inmersión es al 100%, el bilingüismo no es posible", ha asegurado.
El 'procés' y la lengua
El también escritor Antoni Puigvert ha coincidido en reconocer la dificultad del acuerdo, pero ha criticado que durante la democracia no se ha fomentado lo suficiente el "respeto y conocimiento" de todas las lenguas del Estado.
Su compañera de profesión Emma Riverola ha sostenido que el procés estableció en su momento una simbiosis con la lengua catalana, lo que "no solo constituía un peligro para la sociedad sino también para el empobrecimiento de la lengua".