La línea L9 del metro de Barcelona que debía unir la Terminal 1 del aeropuerto Josep Tarradellas Barcelona-El Prat con Can Zam en Santa Coloma de Gramenet tendrá un coste de 16.000 millones de euros. Este dato ya se tenía, de hecho, el importe inicial estimado era de 2.000 millones. No obstante, desde Societat Civil Catalana (SCC) han denunciado la demora después de 20 años de que se iniciara el proyecto constructivo y por tramos, en 2002.
El exjefe de instalaciones de Renfe José María Mangas ha analizado el estudio de las chapuzas políticas de esta línea. “Jordi Pujol adjudicó a la ATM en 2002 las potestades y se encargaron 50 trenes para la L9, en una obra sin empezar”, ha aseverado el también socio de SCC.
Las curvas de El Prat
Mangas ha apuntado que “Lluís Tejedor --exalcalde de El Prat de Llobregat-- exigió que la línea pasase por esa zona [norte del municipio] porque creía que había que dar vida a su pueblo”. Esto supuso un aumento en el coste de la L9, con curvas surrealistas por el municipio del Baix Llobregat. De hecho, se llegó a crear la estación intermodal, que conectaba la red de Rodalies con el metro y pretendía ser una estación de alta velocidad, ahora inutilizada.
Poco antes de llegar a El Prat, en la Zona Franca, se hizo el famoso viaducto modernista con un “gran impacto medioambiental”, en opinión del exjefe de instalaciones de Renfe, que costó entre 200 millones y 500 millones de euros. “Un tren ligero hubiera funcionado de maravilla y a la mitad de coste”, ha remarcado Mangas.
Obsesión por el soterramiento
“Hay un espacio entre Zona Universitaria y Lesseps que está abandonado”, ha recordado Mangas. En opinión del también ingeniero industrial, el problema de Cataluña es la “obsesión por el soterramiento del ferrocarril”, que en otras ciudades como Milán (Italia) o Lisboa (Portugal) no se ha dado. Todo ello, provoca un sobrecoste en todos los trabajos proyectados.
El presidente de SCC, Fernando Sánchez Costa, ha reforzado los argumentos de Mangas en el ámbito económico: “Cosas como estas también habría que llevarlas al Tribunal de Cuentas, es dinero que podría ir a servicios sociales, por ejemplo”.
Todo ello, con una puntilla, para concluir, lanzada a los partidos independentistas: “Estas bolas de nieve acabarán llevándose el régimen nacionalista que estamos viviendo desde hace tantos años”. Aunque, más allá de las denuncias políticas de SCC, la realidad es que el sobrecoste de la L9 ha sido desorbitado con todos los cambios de proyecto, situaciones que fueron admitidas, incluso, por el exconseller Joaquim Nadal.