Badalona, Vila-seca, Setcases, Lleida… En los últimos meses, el PSC ha protagonizado el asalto a varios municipios catalanes, vía moción de censura y con una geometría variable de pactos. Y aunque desde el partido se asegura que no hay un patrón ni un plan predeterminado, como tampoco es comparable la situación en grandes capitales, como en pequeños municipios, lo cierto es que los socialistas han puesto en marcha su maquinaria electoral de cara a las elecciones locales de 2023.
Lo hacen siendo conscientes de su ADN municipal y una estrategia, esta sí, consistente en ajustarse a las peculiaridades de cada ciudad, lo que le abre un amplio abanico de posibilidades de pacto. “Queremos buenos alcaldes, las necesidades municipales están por encima de las siglas. No vamos a utilizar la política nacional para dividir en las municipales. Tendemos puentes a las distintas sensibilidades”, explica a Crónica Global Joaquín Fernández, al frente de la Secretaría de Política Municipal del PSC desde el último congreso de renovación celebrado por el partido en diciembre de 2021.
Consignas
“Las únicas consignas que hay es, en el caso de nuestros alcaldes, que gestionen bien. Y a quienes están en la oposición, que estén al lado del alcalde, nadie entendería que en plena crisis de pandemia, aprovecháramos para hacer política partidista”, afirma.
Si a nivel autonómico, los socialistas catalanes se han propuesto romper la política de bloques, esto es, acabar con el mito de un 52% independentista pétreo, en el caso de las municipales, “somos mucho menos ortodoxos”, añade Fernández. El PSC tiene actualmente 92 alcaldes y participa en 58 gobiernos municipales, lo que convierte a los socialistas en decisivos en un 61,42% de la población catalana. En 2019, esta formación presentó 531 candidaturas. En Cataluña hay 947 municipios.
La primera contienda electoral
Los socialistas catalanes ganaron las elecciones autonómicas del 14F, aunque la mayoría independentista impidió a su candidato, Salvador Illa, gobernar. Tras ser designado oficialmente primer secretario del partido y con un equipo renovado, los comicios locales serán la primera contienda que afrontarán. Siempre y cuando el siempre convulso procesismo no fuerce un nuevo adelanto autonómico.
Si algo caracteriza al PSC es su carácter eminentemente municipalista, mientras que a ERC siempre se le ha resistido ese ámbito, donde sí mantiene su músculo PDECat, formación con la que los socialistas “siempre hemos mantenido buenas relaciones. Tienen a mucha gente preparada, con experiencia de gestión”, explica el dirigente del PSC. Pero los neoconvergentes atraviesan por momentos muy agitados de los que se puede aprovechar Illa, pues el espacio catalanista que dejó huérfano de CDC sigue atomizado, mientras que Junts per Catalunya (JxCat) intenta a la desesperada hacer una OPA a PDECat. Esta formación acaba de perder a su secretaria general, Àngels Chacón, embarcada en un nuevo proyecto, Centrem, sin que se haya producido, de momento, un trasvase masivo de PDECat.
EL PSC puede pescar en ese río revuelto catalanista, así como en la debilidad de los comunes a nivel local --Barcelona es un caso aparte--, el hartazgo del procesismo y las horas bajas de Ciudadanos y PP. ¿Miedo al efecto Vox? “Hay que dar soluciones alternativas al populismo y el odio”, explica Fernández. Tradicionalmente, su caladero de votos ha estado en el área metropolitana de Barcelona, pero Fernández está convencido de que, en las próximas elecciones municipales, el crecimiento también se registrará en otras zonas menos populosas.