El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha comparecido este miércoles ante los medios para hacer balance del 2021, un año que, en sus palabras, ha sido mejor que el anterior, pero ha sido menos bueno de lo que será el 2022. El dirigente ha centrado su discurso en las previsiones de crecimiento económico [leer aquí], en los datos de empleo y en la pandemia, pero no ha se ha olvidado de Cataluña ni de la mesa de diálogo: "Tenemos que superar el procés".
El 2021 ha sido el año en el que el Gobierno ha concedido el indulto a los nueve condenados del procés, pero el presidente ha asumido una vez más que esta medida de gracia no es la solución definitiva al conflicto independentista. Su receta pasa, como ha defendido siempre, por el "diálogo", aunque "la prioridad" ahora es otra: superar la pandemia, consolidar la recuperación económica, gestionar los fondos europeos.
La mesa de diálogo, más adelante
Preguntado por la llamada mesa de diálogo entre representantes del Gobierno y de la Generalitat, Sánchez ha asegurado que "se va a reunir, seguro", pero en las próximas semanas hay que centrar los esfuerzos en lo que "realmente importa": la sexta ola y consolidar la recuperación económica, en sus palabras.
El presidente espera "resultados tangibles" de esa mesa de diálogo, aunque asume que los objetivos del Gobierno son distintos de los de la Generalitat. En el caso del Ejecutivo, la intención es "superar el procés" y "dejar de tener a dos bloques de la sociedad catalana separados": "Eso será bueno para la convivencia y la concordia en una sociedad que durante estos últimos 15 años ha vivido claramente fracturada y enfrentada", ha dicho en referencia a Cataluña.
Unidos, más fuertes
A renglón seguido, ha recordado que las sociedades unidas "son más fuertes" y las respuestas ante cualquier eventualidad, "más eficaces". Pero, de nuevo, ha repetido que "las prioridades son otras en lo urgente, que no en lo importante".
Por último, se ha vanagloriado de que "Cataluña vive en una normalidad mejor de lo que por desgracia sufrió hace cuatro años", en el llamado otoño caliente catalán, que terminó con el referéndum ilegal del 1 de octubre, la DUI y las condenas y fugas de sus impulsores.