UGT y CCOO secundarán el próximo 18 de diciembre la gran marcha en favor de la inmersión impulsada por Som Escola. Un espaldarazo que llega tras la llamada a la desobediencia contra el auto del Tribunal Supremo que tumba este modelo lingüístico y los episodios de acoso contra las familias que piden un 25% de enseñanza en español. Ha sido el propio consejero de Educación, Josep Cambray, quien ha instado por carta a los directores de escuelas e institutos al incumplimiento del mandato judicial.
Ambos sindicatos intentan desmarcarse de las instigaciones al desacato que planearán sobre una protesta bendecida por Òmnium Cultural y Plataforma per la Llengua. "Estamos a favor del modelo de inmersión porque garantiza la cohesión social y el conocimiento de ambas lenguas. La manifestación se ceñirá a esta cuestión, no se hablará de las consecuencias de la sentencia", argumentan fuentes de las federaciones educativas de ambas organizaciones.
Silencio sobre los acosos
Así lo fundamentan: "Para que la sentencia se ejecute, el Ministerio de Educación debe pedirlo. Por tanto, a no ser que se trate de casos concretos, no esperamos que haya ningún cambio y no se dará un desacato general". "Ante una ejecución concreta, trataremos de convencer a las familias de que el modelo de inmersión es el mejor tanto pedagógica como socialmente", apostilla un interlocutor.
El manifiesto pactado para la ocasión esquiva las derivadas de la resolución del Supremo --el texto sí habla de "blindar el consenso de país" sobre la inmersión [se puede leer aquí]--. De paso, tampoco condena los hostigamientos sufridos por los padres y madres que solicitan más español para sus hijos, como el caso de la familia de Canet de Mar (Barcelona) que ha sido víctima esta semana de una campaña de linchamiento en redes. Pero es obvio que la convocatoria no se hubiera programado sin el posicionamiento del alto tribunal y que el Departamento ha evidenciado su negativa a cumplir el mandato judicial. UGT y CCOO eluden estos aspectos y reiteran: "Apoyamos la inmersión, no nos posicionamos sobre qué debe pasar a partir de ahora".
¿Qué es Som Escola?
El escenario abierto por el auto del Supremo no centrará, según esta versión, la demostración de fuerza en la calle. Aunque los sindicatos de clase reconocen que "algún participante puede llamar a la desobediencia" durante la protesta, se insiste en que Som Escola refleja el "consenso" de la comunidad educativa sobre la inmersión como elemento vertebrador de la escuela catalana.
UGT y CCOO son fundadoras de esta plataforma constituida en 2011 junto a otras ampas, sindicatos --destaca la ausencia de ASPEPC-SPS, cuarta en número de delegados en la educación catalana-- y asociaciones cívicas y culturales. En su seno coexisten entidades de marcado signo nacionalista con otras sin supuesta significación en el eje identitario.
Òmnium mueve los hilos
Esta agrupación de 54 entidades se creó, precisamente, tras las primeras sentencias que fijaron una cuota mínima de castellano en las aulas. Complementó en cierta forma la labor del Marco Unitario de la Comunidad Educativa (MUCE), una mesa formada a mediados de los ochenta más centrada en aspectos profesionales y de la cual no forman parte las siglas cívicas del independentismo.
Pero existen claros indicios de su instrumentalización por parte del nacionalismo. Sin ir más lejos, Òmnium ha jugado durante esta década un papel clave en el órgano permanente de Som Escola. Además, la plataforma ha celebrado tradicionalmente sus reuniones en la sede de la histórica asociación cultural, aunque para la rueda de prensa en que se anunció la manifestación se escogió la sede más neutral de la asociación Rosa Sensat.
Cuixart, maestro de ceremonias
Ello no evitó que Jordi Cuixart, arropado por Mireia Plana, vicepresidenta de Plataforma per la Llengua --la autodenominada oenegé del catalán, una asociación hipersubvencionada por la Generalitat-- y Pilar Gargallo, de la Federación de Movimientos de Renovación Pedagógica, monopolizara el toque a rebato contra el "ataque" y "embate" de la judicatura. Se espera que Cuixart sea uno de los oradores de la marcha pro-inmersión. En principio, ni UGT ni CCOO tomarán la palabra.
Hay todavía otra idea que explica el seguidismo de UGT y CCOO. Más allá de presentar la inmersión como el mejor (y único) sistema posible de convivencia lingüística --punto que UGT y CCOO siempre han defendido--, hay cierto miedo escénico a desmarcarse de las reivindicaciones en torno a la lengua catalana. Aunque éstas incluyan llamamientos a la desobediencia. "Si no estamos todos, parece que el catalán sea solo patrimonio del independentismo", apunta un interlocutor. Esta actitud llevará a los grandes sindicatos, cuya afiliación es contraria al nacionalismo, a sumar fuerzas con el brazo civil del secesionismo el próximo 18 de diciembre. Una vez más.