"Soy nuevo en política", repitió hasta la saciedad Joan Canadell, a modo de patente de corso para arremeter, no solo contra los comunes, por un modelo de país que no comparte, sino contra el presidente Pere Aragonès, que asistía ojiplático al discurso del diputado de Junts per Catalunya (JxCat). El expresidente de la Cámara de Comercio de Barcelona criticó unos presupuestos "autonomistas" acordados con En Comú Podem y recordó que su partido exige un "embate" contra el Estado que ha quedado diluido con el cambio de cromos en la negociación de las cuentas de 2022.

Fue tal la tensión generada por el empresario que la mayoría de consejeros de ERC --entre ellos el de Empresa, Roger Torrent--, abandonaron el hemiciclo. mientras Aragonès pedía explicaciones al vicepresidente Jordi Puigneró (JxCat).

El discurso se hizo eterno: según el cronómetro de la Cámara le otorgaba 52 minutos. Número mítico para ese sector neoconvergente que defiende la unidad del 52%.

Defiende los proyectos que rechaza ERC

Canadell, miembro del sector duro de JxCat que lidera Carles Puigdemont, ha asegurado que su partido será el garante de que "las políticas de Colau (alcaldesa de Barcelona por Barcelona en Comú) no se instalen en el gobierno de la Generalitat" y en contra de la postura de ERC y los comunes, ha defendido a ultranza la ampliación del aeropuerto de Barcelona, el proyecto de Hard Rock y los Juegos Olímpicos de Invierno.

El diputado ha acusado a Esquerra de sentarse en la Mesa de Diálogo para pactar "con el Estado opresor a cambio de nada". Una acusación que hizo extensiva a los comunes. Canadell ha preguntado al president si preferirá seguir pactando "con partidos independentistas", pues ha advertido de que no encontrarán a Junts "en un giro de 180 grados hacia el autonomismo", que es "lo que representa la vía amplia" de ERC.

Y aunque quiso felicitar al consejero de Economía, Jaume Giró --propuesto por JxCat--, Canadell visualizó las diferencias internas que las cuentas de 2022 han acentuado dentro de la formación neoconvergente, donde el exdirectivo de La Caixa y Jordi Sànchez eran partidarios de cerrar un acuerdo, mientras que el núcleo duro de Puigdemont --Elsa Artadi, Laura Borràs...-- quería imponer la unidad independentista del 52% junto a la CUP.