El independentismo celebra hoy el cuarto aniversario del referéndum unilateral del 1 de octubre de 2017, impulsado por el Govern a pesar de que en su día fue declarado ilegal por el Tribunal Constitucional (TC). Los protagonistas de la consulta, los consejeros del Ejecutivo autonómico que la convocó, así como los que configuran el actual equipo de gobierno, han conmemorado hoy la fecha como “un punto de inflexión en la historia de Cataluña”. Pero ¿cómo lo vivieron hace cuatro años?
Cuando llegó la jornada de votación del 1-O, todas las miradas estaban fijadas en el entonces presidente Carles Puigdemont, que no pudo votar en su colegio de Sant Julià de Ramis --adonde ya habían llegado incluso miembros de su escolta-- por la intervención de la Guardia Civil a primera hora de la mañana. Sin embargo, la imagen que intentó evitar --por el evidente simbolismo del cargo que ostentaba Puigdemont-- un amplio dispositivo de antidisturbios llegó poco después en Cornellà del Terri pese al primer intento de voto frustrado.
Ponsatí estuvo en una carga
Tampoco lo tuvo fácil el entonces vicepresidente Oriol Junqueras, que finalmente logró votar en su pueblo, Sant Vicenç dels Horts, pero en un colegio distinto al que tenía previsto --se lo permitió el censo universal anunciado el mismo día por los problemas informáticos que sufrió la consulta extraoficial-- y escoltado por los bomberos. La consejera de Educación, Clara Ponsatí, visitó varios puntos de votación y depositó su papeleta en uno de ellos, su propia consejería, donde denunció haber sido agredida en una de las intervenciones de la Policía Nacional.
Jordi Turull, consejero de Presidencia, ejerció su voto en su colegio de Parets del Vallès; Raül Romeva, titular de Exteriores, en Sant Cugat del Vallès; Santi Vila, Empresa, en la localidad de la que había sido alcalde, Figueres; Dolors Bassa, Trabajo, en Torroella de Montgrí; Meritxell Borràs, Gobernación, en L’Hospitalet de Llobregat; Meritxell Serret, Agricultura, en Vallfogona de Balaguer (Lleida); y Carles Mundó, Justicia, en Gurb. Por su parte, Josep Rull (Territorio) y Lluís Puig (Cultura) votaron en Terrassa, mientras que Joaquim Forn (Interior) y Toni Comín --el exconsejero de Salud fue el último en votar a las cuatro de la tarde-- lo hicieron en sus respectivos centros de Barcelona.
Aragonès, en Pineda
También participaron los actuales miembros del Consejo Ejecutivo catalán, aunque todos ellos estaban por entonces alejados del foco mediático. El presidente Pere Aragonès votó en su pueblo, Pineda de Mar. En cuanto a Jordi Puigneró, actual vicepresidente, en ese momento era el secretario de Telecomunicaciones y Ciberseguridad. Los ciberataques y la irrupción de la Guardia Civil en el Centro de Telecomunicaciones y Tecnologías de la Información (CTTI) y el Centro de Seguridad de Información de Cataluña (Cesicat) dejaron en jaque la organización de la consulta, pero hoy Puigneró ha asegurado que “el 1 de octubre fue también una gran victoria digital”. “Gracias a muchos informáticos anónimos nos empoderamos, votamos y ganamos. Para ellos mi reconocimiento”, ha destacado.
Roger Torrent, consejero de Empresa, era por aquel entonces alcalde de Sarrià de Ter y votó en el centro cívico del barrio de la Raça de la localidad gerundense. Lourdes Ciuró, consejera de Justicia, lo hizo en el Casal de Joves Emprius de Sabadell; Josep Maria Argimon, consejero de Salud, en Barcelona; y Laura Vilagrà, consejera de Presidencia, en Vic. Violant Cervera, que hoy capitanea la Consejería de Derechos Sociales, votó en el colegio electoral del barrio de la Mariola de Lleida y hoy ha compartido en sus redes una imagen del momento en el que las Unidades de Intervención Policial (UIP) del Cuerpo Nacional de Policía la desalojaban del centro.