Nuevo conflicto vecinal por la recogida de basuras en Sant Andreu. El Ayuntamiento de Barcelona ha enviado una circular a los residentes para que declaren el uso que hacen de los depósitos de pañales instalados en el barrio. Ello, pese a que este tipo de actuación ya fue puesta en entredicho por el organismo autonómico de protección de datos.
La entrada en vigor del reciclaje puerta a puerta implicó que el consistorio obligase a depositar determinados residuos en contenedores y bolsas específicas. Ahora, la corporación pública ha dado otra vuelta de tuerca y exige a los ciudadanos que concreten sus motivos para desechar un resto específico: los pañales. Son uno de los residuos más difícil de procesar, pero la lógica medioambiental choca contra otro elemento: la privacidad que se reclama en su uso. Tanto ante el resto del vecindario como ante la Administración Pública.
Malestar vecinal
Esta denuncia parte de un formulario al que ha tenido acceso Crónica Global y que se ha empezado a repartir entre los vecinos. Los que quieran depositar pañales en un espacio específico deberán rellenar el documento para tener acceso a estos contenedores, tal y como explican los residentes de la zona. El ayuntamiento obliga a que expliquen los motivos por los que un inmueble usa pañales. Brinda tres opciones: convivir con menores de tres años, con personas que los usen o con pacientes que necesiten cuidados diarios con material sanitario de un único uso [aquí puede verse la carta].
Más allá de la privacidad sobre un aspecto tan sensible, también se ha generado malestar por las contradicciones que aseguran que existe entre la justificación de estos elementos y los productos de higiene femenina. "Mientras se obliga a decir para qué usamos pañal en casa, los tampones y las compresas no pueden lanzarse en estos depósitos. Deben ir en bolsas transparentes", lamentan los vecinos. Consideran que, de nuevo, se da una vulneración de la privacidad en productos íntimos expuestos al resto de la comunidad.
Datos personales al descubierto
El barrio de Sant Andreu acoge desde mayo una prueba piloto sobre un modelo de recogida selectivo que pretende mejorar las ratios de reciclaje de la zona, pero que ha generado un gran malestar entre los vecinos. De hecho, el rechazo es casi frontal y los particulares han empezado a adoptar técnicas de boicot. Las entidades sociales ya plantearon entonces dudas sobre la capacidad del consistorio para recabar los datos personales vinculados a los desperdicios de cada una de las viviendas.
Expertos consultados por este medio mostraron sus reticencias ante la estrategia adoptada por la institución, e incluso la Autoridad Catalana de Protección de Datos (ACDP) ha requerido aclaraciones sobre el polémico sistema de recogida. La duda que surge, y en la que ahora inciden, es si una administración local debe disponer de información tan delicada de sus ciudadanos como saber por qué usan pañales. Máxime cuando esto se convierte en una justificación obligada si lo quieren reciclar.
Dudas sobre los chips
El organismo que protege los datos personales de los catalanes ha requerido información para conocer si la recolección en la calle tiene implicaciones sobre la privacidad. La agencia pública ha cuestionado los chips adheridos a las bolsas distribuidas para dejar en la vía pública los distintos tipos de basuras --papel y cartón; reciclables; rechazo y orgánico, este último se debe depositar en un cubo y una bolsa compostable--. El textil sanitario, como los pañales, los recopila a diario de los contenedores específicos un servicio itinerante.
Los indicadores electrónicos permiten no solo identificar la vivienda de quienes han depositado la bolsa en la calle, sino también rastrear los hábitos de consumo de cada uno de ellos. El ayuntamiento ha endurecido su control de los datos de las basuras con una petición de información que ha generado ampollas en el vecindario.