Carles Puigdemont calienta motores de cara a la Diada y, en una carta enviada a los inscritos en el Consejo para la República, insta a sus fieles a prepararse para la "inevitable confrontación con el Estado". Admite que "es un camino difícil", pero, sin embargo, anima el movimiento independentista a prepararse "para la fase en que la respuesta del Estado vuelva a ser un no a todo y mantenga la represión y la amenaza sobre miles de ciudadanos de Cataluña ". Además, en este sentido, añade que "la represión se ha convertido en permanente".
El expresidente menosprecia la Mesa de Diálogo que ERC defiende, visualizando así la desunión de los partidos independentistas. "No podemos dedicar más tiempo del que ya se ha dedicado discutiendo banalidades partidistas: la confrontación con el Estado no se puede soslayar, es una realidad inevitable por la que tenemos que pasar si queremos que Cataluña sea reconocida como nación soberana e independiente". Sentencia que "no podemos hacer creer a la ciudadanía catalana que, por alguna razón que desconocemos, vendrá un momento en que nos será reconocida la nación sin tener que luchar desde las calles, plazas e instituciones del país".
Este gesto de reafirmación del líder de Junts per Catalunya se produce tras la crisis abierta en el seno de este partido por las conexiones del entorno del expresidente con Rusia.
"Un camino muy difícil"
"Hemos hecho un camino muy difícil y sin embargo necesario. Incompleto, claro. Pero indiscutiblemente trascendente, con capacidad determinante para el futuro del país. Y gracias a todo lo que hemos hecho, gracias a todo lo que hemos podido preservar a pesar de la represión, hoy sabemos mejor que nunca cuál es el camino para el reconocimiento internacional de la república catalana", añade en su texto. La misiva va dirigida a los 98.586 inscritos en el Consejo para la República, una cantidad muy inferior al millón que el fugado pretendía.
"Sabemos, con la claridad que da la historia de las relaciones pretéritas y recientes entre Cataluña y España, que sólo hay un camino para conseguirlo. Y que no hay atajos edulcorados, suaves, inocuos. Enfrente tenemos España, no Canadá ni el Reino Unido. Y la España de hoy, en la relación con Cataluña, se parece a la España de siempre. Negación y castigo; amenaza y castigo".