Dentro de dos semanas, Pedro Sánchez y Pere Aragonès volverán a verse las caras en la Mesa de Diálogo. El primero lo hace con su liderazgo fuera de toda duda dentro del PSOE. El segundo, lastrado por la bicefalia existente en su partido, presidido por Oriol Junqueras, y la radicalidad de sus socios de gobierno, que intentan tapar la crisis existente en el Consejo para la República --creado a la medida de Carles Puigdemont-- con nuevos llamamientos a la unidad independentista, sin excluir la vía de la unilateralidad.
Los principales partidos catalanes han decidido afrontar el postprocés con cambios en sus estructuras orgánicas, pero en el caso de Esquerra, se cerraron en falso.
Cambios en los partidos catalanes
El ejemple más reciente es el del PSC, que el martes arrancó el relevo de Miquel Iceta por Salvador Illa, quien asumirá la primera secretaría del partido en un congreso extraordinario que se celebrará en diciembre. Antes del verano, ERC también adaptó su organigrama a la salida de prisión de Junqueras, presidente del partido, mientras que Aragonès es el coordinador nacional. Una especie de bicefalia al estilo PNV --el lehendakari nunca ha sido presidente del partido-- que no acaba de conciliar las diferentes corrientes internas de la formación y que, para mayor complejidad, tiene a la fugada Marta Rovira como secretaria general
En Junts per Catalunya, Puigdemont es el presidente y Jordi Sànchez, secretario general. Una fórmula con la que se pretendió equilibrar también las diferentes sensibilidades, pero que falló estrepitosamente en las negociaciones de los neoconvergentes y ERC para formar gobierno. Sànchez quedó en evidencia cuando Elsa Artadi se erigió en portavoz de quienes criticaron la renuncia a la vía unilateral y la indefinición del papel de Puigdemont en ese pacto.
"Guerras en todos los frentes"
“Hay guerras en todos los frentes posibles, dentro y fuera de la Generalitat, y de los partidos que respaldan al Govern. El único punto en común que tienen todos ellos es el mantener el poder y el acceso a la caja registradora. Por lo demás, se odian”, explican fuentes de Palau.
Nada nuevo bajo el sol procesista, pues Aragonès sabía perfectamente que las disputas entre los socios que caracterizaron en mandato de Quim Torra, se repetirían. Lo que no estaba previsto es que el sector duro de JxCat se movilizaría tan rápido, antes de los 100 días de Gobierno, lo que hecho aflorar las discrepancias internas de ERC.
“Junqueras --explican desde Esquerra--, es un activo al que no se puede renunciar”. Como tampoco se puede obviar que Rovira ejerce un importante ascendente en una buena parte de la militancia republicana. El primero estuvo en prisión, la segunda optó por el “exilio”. Y mientras Junqueras pretendía estar presente en el Mesa de Diálogo con el Gobierno --algo que quedó descartado--, Rovira enmendaba esa estrategia apostando por el “embate” democrático.
Fuera de juego
Pero eso impide que se consolide el liderazgo de Aragonès, quien próximamente --la semana del 13 de septiembre-- volverá a verse las caras con Pedro Sánchez, cuya fortaleza en el PSOE es indudable.
“Puigdemont y Junqueras están fuera de juego y ya veremos si los admiten en el tablero. El tiempo juega en su contra si Sánchez y Aragonés se consolidan, y ellos lo saben. Con una gestión medio decente que hagan al frente de sus respectivos cargos uno y otro, sólo los más nostálgicos se acordarán de los líderes. Por eso interfieren en el día a día de la administración”, añaden las citadas fuentes.
Sin embargo, el futuro de Puigdemont no está resuelto. El Parlamento europeo le quitó su inmunidad y la Justicia española todavía no ha cursado nuevas peticiones de extradición, a la espera de que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea responda las dudas planteadas por el juez Pablo Llarena.
¿Quién va a remolque de quién?
Los neoconvergentes reprochan a Esquerra su desinterés por el Consejo para la República --su papel en el nuevo Govern fue uno de los principales escollos en las negociaciones entre JxCat y ERC--, renunciando así a visualizar la unidad independentista. Pero Aragonès no quería estar tutelado por Puigdemont. Como tampoco quiere estarlo de Junqueras. Pero todavía no está en posición de romper la baraja en aras a nuevas alianzas de futuro. Y la decisión de Clara Ponsatí de abandonar ese Consejo demuestra que los problemas que atraviesa ese órgano son más profundos de lo que parece.
ERC asegura que es JxCat la que va a remolque de su Mesa de Diálogo, pero en los días previos a la reanudación del curso político, los republicanos tuvieron que salir al paso de las críticas de Laura Borràs, Quim Torra y Jordi Puigneró a la negociación con el Gobierno español, que nunca accederá a la amnistía a los investigados por el procés y a un referéndum de autodeterminación.