Nuevos tiempos, sin la tensión vivida en los últimos años por el proceso independentista. Societat Civil Catalana encara una nueva etapa, bajo mínimos ahora, tras la salida de su vicepresidente tercero, el socialista Xavier Marín. Considerado uno de los grandes activistas de la entidad, ha decidido impulsar un nuevo proyecto político, Aire --Alianza de la Izquierda Republicana en España--, con el apoyo, entre otros, del exfiscal Carlos Jiménez Villarejo.
Societat Civil Catalana, que preside el historiador Fernando Sánchez Acosta, afronta este sábado una asamblea en la que se oficializarán los cambios en la dirección. Marín deja la vicepresidencia tercera, que no se renovará. Sus tareas de organización territorial las asumirá la vicepresidenta segunda, Elda Mata, actual responsable de política institucional. Y sigue como vicepresidente primero Álex Ramos.
Mesa catalana
La voluntad es rehacer la estrategia, centrarla más en la propia organización interna, para preparar un salto adelante que pasa, según fuentes de la dirección, por estar más presentes en el territorio, por hacer llegar la voz del constitucionalismo en comarcas interiores. Principalmente en Lleida y Girona, pero también en Tarragona, para que el independentismo no patrimonialice el discurso.
Sin embargo, no es ya el momento de la disputa cuerpo a cuerpo. Societat Civil Catalana ha bajado el ritmo porque las circunstancias son otras, porque su fortaleza tampoco es la misma y porque desea ayudar más “a la reconstrucción” que al forcejeo ideológico. Por ello, se ha creado la llamada “mesa catalana”, para establecer puentes en Madrid con políticos en el Congreso y en el Senado, y la escuela de verano de la entidad se centra este año en la “reconstrucción de la sociedad catalana”, con la idea de encontrar puntos en común con el mundo soberanista.
Menor relación con el PSC
La salida de Javier Marín supone, en todo caso, un cambio notable para la organización, ya que había sido uno de sus mayores activistas. Su trabajo interno importante posibilitó el mayor éxito de la entidad, la manifestación del 8 de octubre de 2017. Marín ha sido el eslabón que permitía un contacto fluido con la cúpula del PSC, con Miquel Iceta primero y con Salvador Illa después. Esa ligazón se mantiene ahora a través del vicepresidente Álex Ramos, pero el interés ya no es el mismo. Olvidada la tensión, Societat Civil Catalana vive ahora una travesía del desierto para encauzar nuevos proyectos, con un ánimo menos combativo.
El trabajo, sin embargo, no se considera menor. Al revés. “Habrá que tender puentes, buscar todos los puntos en común posibles”, se señala desde la cúpula, con la idea de que pasarán años hasta que el conjunto de la sociedad catalana apueste por proyectos políticos comunes.
Un partido a la izquierda del PSOE
Marín, por su parte, ha dejado la entidad porque considera que ha cubierto una etapa y que ahora es necesario poner en pie un nuevo proyecto político. Aire es el resultado de la confluencia de distintos colectivos de izquierda que tienen en común un proyecto “jacobino”, que ha contado con el apoyo del exfiscal Carlos Jiménez Villarejo. El deseo es impulsar una organización que tenga claro “primero el proyecto y el cómo se quiere conseguir”, antes de decidir quién se pone al frente.
Javier Marín, responsable durante décadas de la escuela de formación del PSC, no comparte la línea conservadora que, a su juicio, ha adoptado la actual dirección de Societat Civil Catalana, pero abandona la entidad porque entiende que no es compatible con su deseo de aglutinar a diferentes fuerzas que se sitúen a la izquierda del PSOE en toda España. Su idea es que ha llegado un punto en el que no se puede acordar nada con los partidos independentistas y que los proyectos de la izquierda constitucional con el mundo soberanista son incompatibles. Una idea que debería, a su juicio, repensarse en el propio seno del PSC.