Siguen las negociaciones preparativas para la investidura del futuro presidente de la Generalitat. ERC y Junts per Catalunya (JxCat) han mantenido su segunda reunión, centrada en "la estrategia compartida para avanzar hacia la República catalana como uno de los principales ámbitos en los que se puedan encontrar puntos de acuerdo", según un comunicado emitido por Esquerra. Pero al margen de esas complicidades independentistas y de poner en valor el 52% de votos a favor de esta opción política, existen escollos importantes. Según ha podido saber Crónica Global, una de las discrepancias reside en la exigencia de JxCat de tener la presidencia del Parlament, un cargo que los republicanos se reservan para seguir negociando con otras formaciones.
La exigencia de los neoconvergentes de mantener una unidad estratégica en Madrid tampoco es bien vista por ERC, que hasta ahora han optado por el diálogo con el Gobierno español frente a la confrontación que reclaman JxCat y la CUP. Sobre el papel de los cupaires también hay roces entre los equipos negociadores, pues los republicanos han dado prioridad este partido, en la línea de atar un gobierno alternativo de izquierdas junto a los comunes. De hecho, ERC se ha reunido previamente con la CUP, con la que han acordado estudiar un plan de choque para hacer un cambio profundo en el modelo de seguridad y orden público catalán. A su vez, los antisistema han tenido un encuentro con representantes de En Comú Podem, a quienes han expresado su deseo de "romper con el régimen del 78".
Lo que sí comienza asimilar JxCat es que la Consejería de Interior del futuro gobierno estará en manos de ERC. Se trata de una Consejería que, a excepción de los gobiernos tripartitos, siempre ha dirigido CiU. Estos días, la conselleria está bajo el foco mediático y político debido a las cargas de los Mossos d'Esquadra contra los violentos manifestantes que protestan por el encarcelamiento del rapero Pablo Hasél.