El último debate a nueve de los candidatos a las elecciones autonómicas catalanas volvió a pasar de largo por lo que, según todos los datos, es lo que más preocupa a los electores catalanes: el temor a un posible contagio por acudir a votar o por formar parte de una de las mesas electorales. Ni ellos ni la moderadora de La Sexta aludieron a la cuestión.
Como se sabe, 284.706 ciudadanos van a votar por correo en esta ocasión, lo que supone un aumento del 350% respecto a la última convocatoria, la de 2017, cuando lo hicieron 78.876. Además, el 25% de los catalanes llamados a formar parte de un colegio electoral este domingo han presentado alegaciones para evitarlo: 20.500 de los 82.251 convocados.
Abstención y dudas
Estas cifras demuestran una gran preocupación que también podría estar detrás de la abstención que apuntan las encuestas, incluso de la indecisión sobre a qué opción política votar. La Junta Electoral Central (JEC) ha rechazado la adopción de medidas extraordinarias porque entiende que el “riesgo de contagio no es mayor que el de cualquier otra actividad no esencial permitida”.
El propio Govern, formado por JxCat y ERC, ha estado agitando la sombra del contagio durante semanas para poner en cuestión la decisión del TSJC de hacer respetar la ley y no desconvocar los comicios, tal como pretendió la Generalitat el 15 de enero. Pere Aragonès no solo carecía de atribuciones legales para mandar las elecciones al 30 de mayo, sino que la evolución de la pandemia ha ido mejorando, según los datos oficiales.
La evolución
El 21 de diciembre, la fecha límite legal para fijar las elecciones, la incidencia del coronavirus en los 14 días previos por cada 100.000 habitantes, la ratio más aceptada en todo el mundo, era moderada: 266,26 personas. El 15 de enero había subido a 637,67. Y ayer estaba en 375,25, lo que no es la panacea, pero que está bastante lejos del máximo de 752,54 que se registró el 4 de noviembre, y quizá habría merecido una difusión tranquilizadora en caso de que las instituciones catalanas fueran favorables a la participación electoral.
Pero lo cierto es que el nacionalismo está convencido de que una elevada abstención le va a favorecer, de la misma manera que los partidos con menos posibilidades de conseguir representación parlamentaria saben que pueden recibir un empujoncito, dado que la baja participación hace que el número de votos para conseguir un diputado sea más bajo.
Decencia y manipulación
En ese marco, es de agradecer que Jordi Basté, el líder de la radio en Cataluña, conductor de El món a RAC1, haya hecho esta mañana un llamamiento a la participación de los catalanes el 14F. Es de agradecer porque su radio está claramente orientada hacia el soberanismo.
En el extremo opuesto, la televisión pública catalana puso una tétrica guinda a su particular campaña electoral el jueves, penúltimo día hábil, con un reportaje en la portada del Telenotìcies del mediodía conmemorando los 20.020 muertos por la pandemia en “casi un año” en Cataluña. La exclusiva aún abre la web del canal. De vergüenza.