Lucas Ferro asegura que Catalunya en Comú-Podem aspira a liderar una apuesta política para cambiar Cataluña. El diputado de Podem admite en una entrevista en Crónica Global que, en el pasado, las relaciones entre su partido y los Comuns fue convulsa, y pone el valor que, por primera vez en España, un Gobierno de coalición haya aprobado unos presupuestos. "El reto es construir un programa de gobierno conjunto, no que PSOE o Podemos claudique de sus ideas", afirma.

--PREGUNTA: La presidenta de Catalunya en Comú, Jessica Albiach, aseguró que el pacto entre ERC y Catalunya en Comú-Podem para aprobar los presupuestos de la Generalitat era la primera piedra para un tripartito de izquierdas con PSC. ¿Esa es la fórmula de cambio necesaria?

--RESPUESTA: A veces nos centramos mucho en el debate parlamentarista. Qué fuerzas pueden construir un gobierno alternativo, cuando lo importante son las propuestas que deben solucionar los problemas de los catalanes. Nosotros nos presentamos a las elecciones generales diciendo que si querían solcuiones, que votasen soluciones. Hemos demostrado durante estos meses, con la mesa de diálogo y con los presupuestos generales del Estado (PGE), que somos un partido capaz de aportar soluciones. Nosotros no aspiramos a ser interlocutores entre ERC y PSC, aspiramos a liderar una apuesta política para cambiar Cataluña. En ese sentido, creo que aprobar los presupuestos de la Generalitat fue un punto de inflexión. El jueves se acabó la austeridad en España con la aprobación de los PGE, y en Cataluña también se acabó la austeridad, hubo reforma fiscal y presupuestos expansivos. Y esa tiene que ser, sí o sí, la apuesta a partir del 14F. Y nosotros nos presentamos para liderar esa apuesta.

 

--Albiach es miembro de Podem y candidata a la presidencia de la Generalitat el 14F. Pero ¿cree que este partido debería tener más representatividad en una confluencia de izquierdas, donde a menudo ha habido roces entre Podem y los comunes y demasiadas siglas que confunden?

--¡A todos nos gustaría! Pero debemos ser responsables y entender que para la mayoría de la gente en Cataluña, Ada Colau es Podem. Que los comunes y Podemos es lo mismo. Formamos parte del mismo espacio político que hemos construido conjuntamente, que no se entiende sin Ada, sin Pablo, sin Jessica. Y sin todos los militantes de ambos espacios. Eso requiere la responsabilidad de tener objetivos comunes por delante de la parte más gris de la política que es negociar cuotas. Desde esa responsabilidad, la relación que hay hoy entre los dos partidos es la mejor y más estable de estos años convulsos. Obviamente, tenemos que reforzar el espacio político, el proyecto común, y dejar en segundo plano las discusiones menores.

--¿A qué se debía esa etapa convulsa, qué enfrentaba a comunes y Podem?

--Ambos espacios se enfrentaban a una situación difícil de gestionar, que es la irrupción de muchos militantes de ambos espacios, que luego necesitaban sentarse en una mesa con ese bullicio de fondo para crear un proyecto estable que aspire a tener cada vez más responsabilidades en Cataluña. Ha sido un proceso intenso, pero que hoy es más fuerte que nunca.

--¿Cómo es la relación entre PSOE y Podemos? ¿También es convulsa?

--Lo que no hay es cultura de la coalición. Podemos sigue siendo Podemos, esté o no en el gobierno. Y sigue defendiendo los proyectos que siempre defendía antes de compartir gobierno con el PSOE. El PSOE, para bien y para mal, sigue siendo el PSOE. Y el reto es construir un programa de gobierno conjunto, no que uno claudique de sus ideas. Y es un reto porque ese proyecto conjunto ni siquiera contemplaba la difícil situación en la que nos encontramos hoy con la pandemia. Eso exige sentarnos, llegar a acuerdos y defenderlos de forma colegiada. Parece que en los gobiernos monocolor eso no pasa, y hay discusiones igual. Lo importante es canalizarlas y llegar a acuerdos. Parece que cada vez que nosotros opinamos de algo sobre lo que no hay acuerdo, somos conflictivos. Y cuando un ministro dice que pactaría los presupuestos con el PP, nadie les dice nada. Hay un escenario mediático que premia los acercamientos a la derecha y que castiga a los partidos que intentamos salir de esta crisis preservando derechos. Son los primeros presupuestos aprobados por una coalición de partidos en este país, con la mayor pluralidad política de nuestra historia. Eso no está exento de discusiones, pero podemos calificar de positivo el acuerdo alcanzado. Hay un mantra: “¡Que los políticos se pongan de acuerdo!”. Pues estos PGE son lo más plural de la historia española.

--¿Hay más presión mediática o económica?

--Hay cuestiones particulares en la que hay mucha presión. Que hoy veamos a exalcaldes socialistas de Barcelona siendo dirigentes de lobbies de pisos turísticos y de alquiler, ejemplifica la situación. Exdirigentes del PSOE atacando a su propio Gobierno por no apoyarse en la derecha, eso entra dentro de la presión. Pero lo fundamental no es eso, lo fundamental es que estamos en una situación de emergencia que exige construir consensos en defensa de derechos comunes. Si hay lobbies que creen que pueden condicionar la agenda de todo un gobierno, quienes están en una situación antidemocrática son ellos.