Albert Batlle subraya que el acto celebrado el fin de semana en la Sagrada Família, donde acudieron cerca de 600 personas entre las que él se encontraba, "cumplió la limitación del 30% de aforo" decretada por la Generalitat para frenar la expansión del Covid-19. El teniente de alcalde de Seguridad de Barcelona ha señalado que igual que el Govern excluyó las manifestaciones de las nuevas restricciones, por ser un derecho fundamental, también hizo lo propio con la libertad de culto, en la que se enmarca la beatificación en el templo de Barcelona este pasado sábado, 7 de noviembre.
En una intervención en RAC1 este lunes, Batlle ha apuntado que "sean grandes o pequeñas", las iglesias de Cataluña siguen celebrando ceremonias cada domingo, si bien ha admitido que comprende que el acto en el templo de Gaudí haya causado "inquietud" entre la población. Así, el representante municipal ha indicado que es potestad del Gobierno catalán restringir aún más la capacidad de estos espacios; una cuestión que abordarán los Departamentos de Salut e Interior esta mañana, en una nueva reunión del Plan territorial de protección civil del territorio (Procicat).
Representantes del Govern y el consistorio
Sobre la polémica por la ceremonia del sábado, Batlle ha señalado que la Sagrada Família tiene capacidad para 3.000 personas --solo acudieron unas 600-- y que él compartió banco solo con otras dos personalidades, el rector de la Universitat Abat Oliba CEU, y el cónsul británico en Barcelona. "No me dio la impresión de que hubiese congestión", ha argumentado ante las críticas por la elevada afluencia.
Preguntado sobre si el consistorio estaba al tanto de su asistencia --después de que este domingo el concejal Marc Serra afirmase que no le "constaba" que se fuese a celebrarse el acto--, el teniente de alcalde ha recordado que no fue el único representante público en la ceremonia. Junto a él, invitado por el arzobispado, también acudieron el comisionado de Diálogo Intercultural y Pluralismo Religioso del consistorio, Khalid Ghali; así como el director de Derechos y de Entidades Jurídicas de la Generalitat, Xavier Bernadí.
Expediente al arzobispado
A pesar de ello, una vez generada la polémica, Salut avanzó que investigaría la concurrida beatificación, para determinar si el acto había respetado las restricciones de contención del coronavirus. Además, el departamento de Alba Vergés abrirá un expediente al Arzobispado de Barcelona por el riesgo epidemiológico que podría haber conllevado la celebración del oficio religioso.
La reacción de la Generalitat no se limita a dicho expediente. Y es que el Departamento de Justicia ya ha avanzado que limitará a 100 personas los asistentes a misas durante la emergencia sanitaria. La intención del Govern es evitar imágenes como las del acto masivo en la Sagrada Família, que se celebró pese al cierre perimetral de la capital catalana.
Omella se disculpa
En la misma línea, el arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, ha pedido perdón por la beatificación del sábado, aunque ha dicho que se siguieron todas las normas marcadas por Salud, y ha anunciado que aplazará otros actos, como la ordenación del tercer obispo auxiliar de la diócesis.
Omella presidió, junto con los diez obispos de Cataluña, la misa de beatificación de Joan Roig, un laico de 19 años asesinado al inicio de la Guerra Civil, con la asistencia de un tercio del aforo del templo, con mascarillas, guardando las distancias y con gel fidroalcohólico disponible, siguiendo el protocolo marcado por Salud.