Una nueva ruptura en el seno del grupo de Junts per Catalunya que puede ser definitivo y que puede marcar un antes y un después. Los cuatro diputados, de los ocho de JxCat, que mantienen su obediencia al PDECat, votarán este jueves a favor del estado de alarma, mientras que los otros cuatro, que pertenecen a la formación de Carles Puigdemont, se abstienen. Un grupo partido por la mitad, con intereses ya claramente definidos.
Los cuatro diputados del PDECat, encabezados por Ferran Bel, han anunciado el voto a favor, ---se votará en la tarde de este jueves-- junto al Gobierno y Esquerra Republicana. Pero delante tenía a Laura Borràs, que, pese a buscar un acuerdo con el grupo socialista, para pactar algunas enmiendas, se abstendrá junto con otros tres escaños de JxCat, la misma posición que ha defendido el PP.
Enmiendas imposibles de JxCat
La contradicción es total, porque el estado de alarma, precisamente, lo solicitó el Govern de la Generalitat. Desde el momento en el que Esquerra ha negociado con el Gobierno, logrando que el presidente del Ejecutivo, Pedro Sánchez, comparezca en el Congreso una vez cada dos meses, --dentro de los seis meses que tendrá el estado de alarma—Junts per Catalunya decidía marcar distancias. Pero no es así en el caso del PDECat, que desea mantener esa aproximación que ha conseguido con el Gobierno, y que se podría extender a la negociación de los presupuestos.
Junts per Catalunya, para justificar esa distancia, buscó una negociación imposible con el Ejecutivo, porque el gabinete de Pedro Sánchez no quería que se repitiera la experiencia de los anteriores estados de alarma, cuando todos los grupos buscan réditos en cuestiones totalmente distintas. Y es que los cuatro diputados de JxCat incluyeron una lista con exenciones fiscales para empresas, trabajadores y autónomos, algo que se ha considerado fuera de lugar.
El mensaje de Rufián a Borràs
En cualquier caso, el factor determinante de esa abstención ha sido la petición de JxCat de extender el estado de alarma hasta el 9 de noviembre, y, con posterioridad, una prórroga de dos meses, hasta el 9 de enero.
La votación sirvió para llevar la política catalana al Gongreso, con esas constantes pullas entre JxCat y ERC. Borràs, con esa intención, señaló que quería que la Generalitat tuviera todas las competencias “de verdad, porque no es suficiente decir que se consiguen cosas, hay que conseguirlas para poder gobernar y solucionar los problemas de la ciudadanía”, en una clara alusión a los republicanos.
Las palabras del diputado de ERC, Gabriel Rufián, fueron contundentes: “En política, como en la vida, hay momentos para hablar y teatralizar, y otros para callar, apretar los dientes y negociar, y es que para querer y merecer un Estado, y nosotros lo queremos y lo merecemos, hay que tener sentido de Estado”.