Las decisiones que llegan desde la Unión Europea no son favorables a los intereses del independentismo, aunque sus dirigentes hayan puesto todas sus esperanzas en los tribunales europeos. El exvicepresidente de la Generalitat, Oriol Junqueras, ha sufrido un nuevo varapalo. El Tribunal de Justicia de la UE ha desestimado el recurso de casación que presentó Junqueras por el auto que le había negado medidas cautelares contra la decisión del Parlamento Europeo de declarar vacante su escaño como eurodiputado.
El argumento, según la vicepresidenta del Tribunal europeo, Rosario Silva de Lapuerta, es que el Parlamento Europeo no resulta competente para poner en cuestión la regularidad de la vacante del escaño, que se derivó de la anulación del mandato, una decisión que depende de la aplicación del derecho que rige en cada país.
¿Confianza en Europa?
Por tanto, al tribunal europeo considera que al Parlamento Europeo no le corresponde comprobar el respeto del procedimiento previsto por el derecho nacional en la materia, ya que eso compete “exclusivamente a los órganos jurisdiccionales nacionales”.
Aunque la respuesta a los problemas jurídicos de los políticos presos debería encontrarse en Europa, según el movimiento independentista, que reprocha una y otra vez a la justicia española de todos sus males, las decisiones que llegan de las instancias europeas no son favorables. En este caso, no dan la razón a Oriol Junqueras, que se presentó en las elecciones europeas, pero no puede acceder a su escaño, dada su situación tras la sentencia del 1-O, en la que fue condenado a 13 años.