Quim Torra ha asegurado que no convocará elecciones si el Tribunal Supremo le inhabilita. Lo ha dicho tras comparecer en la vista para revisar su condena por desobediencia. En una declaración institucional celebrada en la delegación del Govern en Madrid, ha asegurado que su proceso judicial "ha ido demasiado lejos".

"No seré yo quien en este momento tan crítico para el país le aboque a una carrera electoral irresponsable que paralizaría la administración catalana", ha advertido.

Sentencia del TSJC

El presidente de la Generalitat afirma que los magistrados que deben decidir si se conforma la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) del pasado diciembre "tienen en sus manos algo más importante que mi futuro político". Asegura que son los responsables de "corregir un proceso judicial aberrante, ejemplo de esta democracia nacida de una transición heredera del franquismo. Un democracia que en 2020 está lejos de los estándares europeos". 

El expresidente de la Generalitat, Quim Torra (d), y el vicepresidente, Pere Aragonès (i) responsables del Govern durante el estado de alarma por el Covid/ EFE

"Vivimos un Estado que pretende inhabilitar a un presidente en ejercicio de su mandato, en medio de una pandemia y una crisis monumental. Un Estado que persigue a Puigdemont y Junqueras, que empobrece a los países catalanes privándoles de sus recursos. Esa es la forma de seducirnos. Un Estado incapaz de reformarse en nada", ha dicho el president en un discurso donde ha arremetido duramente contra las instituciones españolas.

"Represión encarnizada"

"He venido a Madrid a mirarlos a la cara. ¿Dónde podemos ver esperanza? ¿Dónde está la solidaridad contra la represión encarnizada?", se ha preguntado Torra, quien ha asegurado que solo hay dos opciones: "O la decadencia de una España que da vergüenza o la república catalana del compromiso cívico".

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A su juicio, "la represión ha ido demasiado lejos. Ni jueces ni militares ni administradores pueden recortar la soberanía del Parlament. No soy un obstáculo ni condición para nada. Acepté el cargo en un momento delicado para el país. No tengo ninguna ambición, me dejaré la piel por la libertad hasta el último momento".

Y ha advertido de que "si el Estado me inhabilita, solo habrá un culpable. No seré yo quien en este momento tan crítico para el país le aboque a una carrera electoral irresponsable que paralizaría la administración catalana". Cumple de esta forma con la estrategia marcada por su predecesor en el cargo, Carles Puigdemont, y JxCat de dilatar la legislatura catalana.