Los autodenominados Comités de Defensa de la República (CDR) han provocado incidentes en Barcelona hoy viernes, 11 de septiembre. Los radicales han reaparecido en una marcha secesionista sin comunicar con motivo de la Diada de Cataluña. La protesta ilegal, que ha arrancado en Arco de Triunfo, ha terminado en la plaza Cinc d'Oros, donde los antisistema han cruzado contenedores en la calzada y los han quemado.
Los secesionistas han protagonizado las últimas escaramuzas de una Diada marcada por la escasa participación y la radicalidad. Han llamado a los suyos a concentrarse poco después de las 19:00 horas en Arco de Triunfo, desde donde han marchado hacia el centro de la Ciudad Condal. Antes, ante la estatua de Rafael de Casanova, donde horas antes se ha celebrado la tradicional ofrenda floral, aunque en mínimos por la pandemia este año, los radicales han dejado su huella.
Marcha sin distancia
Los nacionalistas radicales han elevado un muro con cajas de cartón y una figura del Rey Felipe VI, que han quemado. La hoguera urbana ha provocado una densa columna de humo
Sin respetar la distancia de seguridad en ningún momento, los CDR han avanzado hacia el corazón de la capital catalana seguidos de cerca por la Brigada Móvil de los Mossos d'Esquadra. En una columna formada por pocos centenares de antisistema, éstos se han dirigido a Gràcia por el paseo homónimo. Al llegar a la confluencia de la milla de oro de Barcelona con la avenida Diagonal, los independentistas han dado por finalizada la protesta. Ha sido en ese momento cuando algunos de ellos han provocado incidentes.
Quema de contenedores
Subiendo por la calle Gran de Gràcia, los extremistas han tumbado pesados contenedores de hierro a la calzada para impedir el paso de las furgonetas antidisturbios. Algunos de ellos han quemado papeleras y basura. Vecinos de Gràcia han arrojado agua desde sus balcones, temeroros de que los manifestantes prendieran una hoguera bajo sus casas.
Finalmente, poco antes de las 22:00 horas, los CDR que permanecían en el entorno de Gran de Gràcia se han disuelto por las callejuelas del barrio, sin aparente presión policial.