La actitud es distinta y forma parte de las estrategias diferentes entre Esquerra Republicana y Junts per Catalunya. Mientras Ramon Tremosa, el nuevo consejero de Empresa, ha afeado la salida de Caixabank de Cataluña y ha reclamado que vuelva y que trabajará para ello, el consejero de Economía, Pere Aragonès ha considerado que sería “bueno” que la sede volviera a Barcelona, tras conocer el proceso de fusión entre Caixabank y Bankia.
El tono es otro. Aragonès se ha mostrado “preocupado” por las repercusiones laborales que pueda tener esa fusión, pero ha respetado las decisiones de las entidades, al entender que hubo un proceso de carácter general, con la crisis de 2008, que provocó también la desaparición de la mayoría de cajas de ahorro.
Concentración bancaria
Aragonès ha señalado que “evidentemente” al Govern le gustaría “el máximo de sedes de entidades financieras en Cataluña”, y que el Ejecutivo catalán buscará la máxima conexión de las entidades con el tejido productivo. También ha incidido en la “concentración” del sector, que significaría esa fusión, y que podría ir en detrimento de la competencia.
La actitud de Tremosa es otra, al señalar la salida de La Caixa de Barcelona, que se produjo tras el otoño de 2017, con el referéndum de independencia y la declaración de independencia en el Parlament. “Se marchó de una manera poco edificante y el lugar natural de La Caixa entendemos que es Barcelona y trabajaremos para que así sea”, ha precisado.
El acento de Aragonès está, sin embargo, en la consideración general sobre cómo puede influir esa fusión en todo el sector y en el conjunto de los trabajadores de las dos entidades.