El PSC ha puesto en marcha su maquinaria electoral con Miquel Iceta como candidato a la presidencia de la Generalitat. Y con gran expectación ante los efectos que la ruptura entre PDECat y Junts per Catalunya pueda tener en el espacio catalanista.
Efectos que pueden ser beneficiosos para los socialistas catalanes, según admiten a Crónica Global desde su ejecutiva, donde existe el convencimiento de que el partido tiene la oportunidad de convertirse en el referente del nuevo catalanismo. Esta posibilidad reabre el viejo debate sobre el tipo de discurso que más conviene a esta formación ante las próximas elecciones autonómicas. Dicho de otra manera, cuál de las dos almas del PSC debe imponerse, la soberanista o la autonomista. “Nosotros intentaremos ofrecer moderación y seguridad”, explican estas mismas fuentes.
El 'caso Castillo'
Precisamente ayer, el diputado Carles Castillo puso en tela de juicio ese alma catalanista del PSC en su despedida como militante. Más allá de los bandazos ideológicos de Castillo --reprochó a Iceta que se arrimara a Societat Civil Catalana, aunque él mismo acudió a actos de esa entidad en Tarragona--, el todavía diputado --pues no deja su escaño-- hizo referencia a los “complejos” de algunos cargos del partido ante su decisión de visitar a los presos independentistas condenados por el referéndum del 1-O.
Aunque el problema de fondo es que Castillo no informó al partido de esa visita de Lledoners, lo cierto es que el PSC va a tener que lidiar de nuevo entre esos sectores más soberanistas y quienes apuntan a un perfil más izquierdas, más metropolitano, más contrario a la “nación de naciones” que defiende Iceta.
El futuro de Illa
El congreso que el PSC celebró en diciembre de 2019 resolvió todas esas cuestiones, incluida la más espinosa, la de la inmersión lingüística, apostando por flexibilizar ese modelo para que ninguna lengua quede excluida.
Casi todas las encuestas de intención de voto apuntan a un crecimiento del PSC al que no es ajeno el hecho de que el PSOE gobierne España, con el catalán Salvador Illa como el ministro de Sanidad que está lidiando con el coronavirus sin que aparentemente eso le esté suponiendo un desgaste. De ahí que algunos cuadros socialistas consideren que Illa sería un presidenciable ideal en Cataluña. Sin embargo, en círculos madrileños se asegura que Pedro Sánchez podría nombrar vicepresidente a Illa.
Y como el propio ministro ha dicho, su papel ahora es gestionar la epidemia. Pero, obviamente, tanto Sánchez como Illa tendrán un papel importante en la campaña del PSC.
El cisma posconvergente
Esas encuestas no tienen en cuenta el cisma que esta semana se ha producido en el espacio posconvergente, donde el PDECat asiste a un goteo de bajas de cargos y militantes que han optado por sumarse al proyecto de Carles Puigdemont. La OPA del expresidente a sus antiguos compañeros de CDC es arriesgada, pues pone el acento en una radicalidad independentista --confrontación es su única hoja de ruta conocida-- que dinamita puentes con el resto de partidos.
La maniobra aboca al PDECat a entenderse con el Partit Nacionalista de Catalunya (PNC), que ya ha asegurado que tiene los brazos abiertos. A la espera de que se produzca esa alianza, que según avanzó este medio podría contar con la consejera de Empresa, Àngels Chacón, como candidata, el PSC se dispone a arañar votos en ese caladero catalanista que nunca acaba de reunificarse. Máxime si se tiene en cuenta que Units per Avançar, que mantiene un pacto con el PSC en el Ayuntamiento de Barcelona --Albert Batlle, valor en alza y dirigente de Units, es el teniente de alcalde de seguridad-- y también en el Parlament, rechaza un acuerdo con el PNC y el PDECat por su perfil independentista.
Auge y caída de Cs
Si en 2017 fue Ciudadanos la formación que pescó electorado convergente ante la falta de un referente claro, ahora es el PSC el que no solo puede recuperar el voto robado por la formación naranja, sino además ser el voto útil de sectores sociales y empresariales que en su día confiaron en Inés Arrimadas.
Cs y PP, por el contrario, temen una fuga de votos a Vox. De ahí que sus discursos oscilen entre la moderación y la dureza con el rival independentista. El tiempo dirá si, finalmente, ambas formaciones conforman la alianza Cataluña Suma. Pero necesitan perentoriamente visualizar que el centroderecha puede ser alternativa de gobierno. El PSC no formará parte de esa alianza: su estrategia de pactos tiene un mayor recorrido. “Hay que recordar que el pacto en la Diputación de Barcelona se negoció entre los alcaldes de PDECat y PSC”, indican fuentes soberanistas.