La ANC tiene un problema, porque recibe críticas desde distintos ángulos, y de profesionales de la medicina, que alertan del peligro que puede suponer una Diada masiva. El presidente del Colegio de Médicos de Barcelona, Jaume Padrós, lo ha señalado con contundencia, tras el anuncio de la presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie, de mantener los actos reivindicativos de la Diada. Padrós señala que se deben “evitar concentraciones y actos que puedan llegar a ser masivos”.
Padrós, que se caracteriza por su prudencia, pero que tampoco ha escondido nunca su identificación nacionalista –fue diputado de Convergència Democràtica—considera que las reivindicaciones de este año “tienen que ser diferentes, porque nos jugamos mucho”, tras señalar el aumento de casos, como este mismo domingo, con 1.459 infectados más.
Comunidad médica
La cuestión es que Padrós ha recibido el apoyo de la comunidad médica y el epidemiólogo Antoni Trilla, jefe de Medicina Preventiva del Hospital Clínic, ha remachado su mensaje, siempre con la reclamación de que se sea prudente durante la Diada.
La ANC, sin embargo, la responsable de las convocatorias de las Diadas, que, desde 2012 tienen un carácter independentista, mantiene las movilizaciones, con el argumento de que los manifestantes tomarán todas las precauciones. Lo que se intentará este año es rodear las principales instituciones, entre ellas las universidades.
Contra las universidades
Paluzie, la punta de lanza en estos momentos del independentismo irredento, ha considerado que es un gran inconveniente para el movimiento que los rectores de las dos principales universidades sean “unionistas”, en referencia a la UB y a la UAB, con la idea de que debería ser el activismo universitario el que pudiera tirar del carro ahora del proyecto independentista.
Las tesis de la ANC, sin embargo, podrían ir ahora en contra del propio presidente de la Generalitat, Quim Torra, que ha advertido de que tomará medidas contra los que inciten a concentraciones o fiestas sin las medidas necesarias, como ha ocurrido en Sants.
El peso de la comunidad médica puede ser decisivo para evitar que la Diada se transforme en un foco que provoque un aumento intenso de los contagios.